Costumbres Absurdas

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Dos o tres días habían pasado desde que abandonaron la manada y lo había sido tan difícil vivir por su cuenta.

Lo primero fue buscar comida, entre los dos habían reunido una buena cantidad y guardaron algunas pieles que podrían servir para hacer ropa o instrumentos. Lo segundo fue buscar un lugar donde quedarse, pero ninguno había encontrado un buen lugar aún; ya algo acostumbrados a dormir en el suelo cerca del otro, aplazaron el segundo plan y caminaron hacia el tercero, buscar un lugar donde puedan construir alguna casa cerca de algún rió.

Donde hubieran recursos para vivir, pero siempre algo faltaba en los lugares que encontraban, por lo que seguían caminando.

En cuanto a la parte sentimental, ninguno se había arrepentido de lo hecho aunque eso les costará sus amistades y todo por lo que una ves lucharon, preferían estar cerca del otro aunque no fuera en las mejores condiciones. A jericho no le molestaba para nada caminar y cazar, ensuciar un poco sus manos para cortar la carne y quedarse con la piel, para ella esto no era más que cuando le decían que tenía una misión fuera -lo cual muy rara ves pasaba- y debía sobrevivir, nada complicado.

Aunque debía admitir que si le preocupa un poco que seguiría entre ella y Ban, estaban viviendo juntos y conviviendo pero... Estaba nerviosa, sobretodo cuando hacía el trabajo de sacar la piel del animal cazado, porque Ban le había visto de forma extraña. ¿Estaría asustado de ella?.

La verdad era que Ban estaba sorprendido con todo lo que hacía la joven, no sabía que jericho podía ser tan precavida, lista y servicial. Sobretodo el sorprendió su técnica de caza y su técnica para arrancar piel de animal sin dañar la carne en el procesó o solo hacerle daño mínimo. Se había impresionado mucho por eso, pues había pensado que tendría que cuidar mucho a jericho y hacer de todo por ella, pero obviamente él y su instinto alfa no contaron con que jericho era una mujer más que independiente y no era una mujer que necesitara protección tal y como la necesitan las omegas.

Ella era única y por le gustaban tanto... Quizás si jericho pudiera oler feromonas, oliera que Ban aveces le mira sin que se diera cuenta y que suspiraba por ella aunque sus manos estuvieran llenas de sangre de algún animal.

Seguro si ella lo viera pensaría que es un cachorrito feliz.

Su pensar se detuvo cuando la fémina paro de caminar delante de él y le miraba con una sonrisa entre confusa y divertida.

—Te ves como cucharro feliz mientras me miras, me pones nerviosa... —Jericho solto una risita, a lo que Ban sonrió acercándose coqueto.

—Me alegra saber que soy el dueño de tus nervios —de forma coqueta acarició la mejilla de jericho, quien ahora con el rostro rojo puso ambas manos en la cara de chico para alejarla de la suya. Ban río viendo el rostro rojo de la chica.

—¡No hagas esas cosas! No estoy preparada para tanta cercanía de tu parte aún...

—¿y porqué antes era diferente? Ahhh, ya sé, estas pensando cosas sucias ¿no? Niña traviesa —ante la risa burlona de ban, jericho se defendió con un codazo y el joven rió más.

Ban siguió con bromas de doble sentido y jericho trataba de hacerse la inocente cuando en realidad quería reír como toda una pervertida y darle golpes tontos a Ban. Caminando mientras hacían esto, ambos buscaban un lugar para comer el conejo que habían cazado, sin embargo una joven de entre 15 o 10 años se atravesó en la vista de jericho.

Con la esperanza de encontrar una aldea y poder comprar algunas cosas o vivir allí un rato, tomo la mano de ban y empezó a seguir a la joven mientras le llamaba.

Hasta que la vio parar y mírarlos.

—Disculpa, pequeña... Venimos de muy lejos y al verte asumo que hay alguna aldea cerca ¿es así? Necesitamos descansar un poco —Jericho se acercó un poco a ella mientras se agachaba para verla mejor, dando la sonrisa más amable que podía.

—... Si, hay una aldea más adelante... —La niña miró al alfa que estaba detrás de jericho, quien había tomado una pose defensiva para defender a jericho de cualquier situación si esque algo llegara a pasar. El alfa le devolvió la mirada, la pequeña beta se vio algo intimidada, por lo que volvió a mirar a la beta mayor.— si quieren descansar un poco en ella, vengan conmigo.

—Muchas gracias pequeña.

Jericho empezó a seguir a la niña  con Ban desde atrás, a los pocos minutos llegaron a una pequeña aldea donde la gran mayoría parecían ser betas. No tenían unas muy buenas casas pero se veía que vivían bastante bien para ser pocos.

Jericho miró todo con una mirada ilusionada, Mentiría si dijera que no extrañaba una comoda cama hecha de lana. Ban al ver su expresión sonrió y se acercó a la niña de la forma más amigable posible.

— Oye, niña ¿conoces un lugar donde podamos quedarnos al menos un día? —La pequeña beta se lo pensó un poco antes de negar, Ban Suspiró con decepción.

—Tendrán que ver si alguien les puede dar un lugar para pasar la noche, lo siento. Me retiro.

—¡Muchas gracias!.

En cuanto la pareja se quedó sola, empezaron a caminar adentrándose en el pequeño pueblito. Al ser tan pequeño, no tenía ni alfas ni betas vigilando las fronteras y para su sorpresa todos eran muy cariñoso y hospitalarios con ellos a pesar de jamás haberlos visto en ese lugar.

—Este lugar es muy cálido ¿No? —Comentó Ban saludando a unos tipos que al parecer eran padres y paseaban con sus hijos junto a sus esposas.

—Y que lo digas. —Jericho sonrió contenta recibiendo con gusto y con una sonrisa aquel perfume que un vendedor le daba como muestra.— ¿Ves algún lugar donde podamos quedarnos?.

—Parace que no hay hoteles y nadie alquila habitaciones por una noche...

—¿Y entonces que haremos?

Ambos se miraron hasta que los susurros de la gente los hizo salir de sus cabezas ¿De que hablaban? Para enterarse siguieron a todas las personas que susurraban y se encontraron con lo que al parecer era la seguridad de la manada con un tipo alfa atrapado entre ellos.

Al parecer había cometido algo grave, ya que estaba amarrado y los tipos que lo había capturado, mantenían sus armas apuntandole.

—¡Déjenme ir! ¡Yo no hice nada malo!

—Como si fuéramos a escucharte. Todos sabemos que tratar de matar a alguien es un claro delito. —Gruñó el guardia beta, jericho asintió desde su sitio viendo todo atentamente junto a Ban, quien parecía curioso.

¿El tipo sería de alguna mafia? Porque por lo que notaba en las vestimentas, estaba seguro que era un hombre rico.

—¡Pero por dios, todos saben que ese hombre beta merece la muerte! ¡Si permitimos que siga vivo en esta manada, junto a su pareja omega, traerán desgracias! ¡¡Los betas solo pueden estar con betas!! —Ante los gritos del hombre, Jericho y Ban le miraron con molestia.

Al escuchar eso supieron que debían irse y dormir al aire libre otra ves.... O eso pensaron para que escucharon las voces del pueblo.

—¿¡ah, que le pasa a ese imbecil!?

—¿Eres de esos que traen costumbres tan ridículas y antiguas?

—¡Ya Matenlo!

—¡Que ridículo, todos saben que no pasa nada si tienen como pareja a un beta! ¡Ninguna fuerza divina los maldice, ni nada!

—Es un idiota.

Jericho y Ban se miraron perplejos. Tenían la sospecha de que todas esas cosas de sus tribus eran absurdas y probablemente eran cuentos, pero jamas se habían detenido a pensarlo totalmente, porque siempre les habían impuesto en su niñez, que a los dioses a quienes les rezaban eran reales o alguna ves lo fueron.

Ahora enterados de esto Ban pensó que quizás si podrían tener un nuevo hogar en esa manada, pero jericho tenía otra idea.

Solo necesitaba informarse más sobre algunos asuntos. Su hogar merecía dejar de ser anticuado y darle libertades a los Omegas.

Continuará... En la segunda parte del cap.

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⏰ Última actualización: Feb 01, 2022 ⏰

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¿Un Alfa y un Beta? 🔷Ridículo, eso saldrá mal...🔷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora