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Previamente, Adrien y Nino despertaron en el parque, siendo mujeres, tomandolo Adrien con susto y Nino no le dio importancia.

-¡¿Qué vamos a hacer?! ¡No podemos ser mujeres!- gritó Adrien mientras caminaba en círculos.

Si alguien que no sea Nino se enteraba de éso, se burlaria de él por el resto de su vida.

-Vive con ello.- dijo Nino mientras se sacaba una foto y asentía con la cabeza.

Lo admita, estaba más buena que el pan con dulce de leche.

-¡¿Qué rayos pasa contigo?!- preguntó la rubia, enojada mientras sacudia a su ahora amiga, de los hombros.

¿Qué acaso él era el único normal que se preocupaba por éso?

-Soy sexy, no me toques.- dijo la morena, empujando las manos de Adrien.

Desde ahora, cobraría hasta para dirigir la palabra a cualquier ser humano, ésa era la ventaja de ser hermosa.

-¿Cómo se supone que le explique esto a mi padre?- se preguntó la ojiverde, con ganas de llorar.

Su padre seguramente no le iba a creer, iba a enfadarse y creería que es una chica que le hizo algo a Adrien.

-Sólo dicelo y ya.- dijo Nino, mandandole un mensaje a su madre, explicando la situación y recibiendo un pulgar en alto y un mensaje diciendo que llevé pan al volver a casa.

-¡No será así de fácil!- gritó Adrien, sabiendo que su padre a pesar de ser posiblemente la persona más rara que conoce, no era fácil de convencer.

Una llamada después.

"-¿Ahora eres mujer?
De acuerdo, le diré a Nathalie que preparé ropa adecuada para ti."

Dijo Gabriel antes de cortar la llamada y dejar a su ahora hija con la boca abierta.

-¡¿Por qué rayos me creyó como si nada?!- preguntó, con su rostro rojo.

¡¿Qué no había ninguna persona normal en París?!

-Chica, relajate un poco, te va a dar algo.- dijo Nino, preocupada por la rubia.

¿Será qué estaba... en ésos días por lo que estaba tan alterada?

-¡No me digas chica, soy hombre!- gritó Adrien, orgulloso de llamarse hombre.

Nadie es tan macho como él, él es tan macho varonil que cuando va al baño solamente se lava las manos por unos segundos y no por un minuto como le enseñaron.

-Lo que veo dice otra cosa.- dijo Nino, mirando el busto de la chica.

-Mis ojos están aquí arriba.- exclamó la rubia, señalando sus ojos con enojó.

De chico no le importaba y pensaba que no le daría importancia si era chica, pero ahora que era mujer, no le gustaba que le estén mirando sus pechos con ojos lujuriosos.

-¿Las puedo tocar? Digo, somos chicas así que no es nada malo.- dijo la morena, abriendo y cerrando sus manos.

Adrien se espanto y se alejó, cubriendo sus pechos.

-¡Alejate de mí, enfermó!- gritó, listo para golpear a su amiga si hacía algo.

Nino, pareció ver a alguien, olvidándose de que era divertido moles... que estaba hablando con Adrien.

-¿Marinette?- preguntó la morena, acomodando sus lentes.

La rubia, al oír ése nombre volteó y vio como su querida amiga Marinette, pasaba cerca, evitando pisar las grietas del suelo.

-¡Marinette, al fin alguien normal!- gritó con alegría Adrien, acercándose a Marinette y dándole un abrazo.

Ya le hacía falta volver a hablar con alguien normal.

-¡¿Por qué rayos me abrazas?! ¡¿Quién eres?! ¡Invitame un café primero!- gritó la azabache, asustada por ser abrazada por ésa rara chica de la nada.

Ojalá que Kagami no ande cerca o se pondrá celosa...

¡¿Por qué rayos Kagami se pone celosa cuando una chica la abraza y ella se preocupa?!

-Marinette, soy Adrien.- dijo la rubia, soltando a su amiga.

-¡¿Eres Adrien?!- preguntó la ojiazul, alterada, haciendo que Adrien sonría.

Al fín, alguien normal... pero... ¡¿por qué rayos Nino se veía más sorprendida que Marinette?!

-¡¿Por qué rayos eres tu el sorprendido?!- preguntó, mirando a la morena que parecía intentar asimilar éso.

Así es, hasta, no sabía que era Adrien, solamente creyó que era una chica rara.

Adrien, dio un suspiro con fastidió y vio como Marinette guardaba su celular, para verla con asombro.

-No puede ser, sí eres Adrien.- dijo la chica, mirándola de pies a cabezas, intentando asimilarlo.

-¿Por qué miraste tu celular para confirmar que soy...

-¿Qué te pasó? Estás tan... ¿son reales?- preguntó la azabache, señalando los pechos de Adrien con desconfianza.

-No sé que me pasó y ya dime, ¿por qué miraste tu celular para confi...

-No te preocupes, lo vamos a solucionar.- interrumpió Marinette, apoyando sus manos sobre los hombros de su ahora amiga.

-¡Deja de ignorarme y dime por qué viste tu celular!- gritó Adrien, intrigada por ésa acción de Marinette.

-Yo soy Nino.- dijo la morena, de manera calmada.

Marinette la miró, quedando más sorprendida.

-¿Sí? Te ves mejor así.- dijo con honestidad.

-Lo sé, ¿verdad?- exclamó la morena, acomodando su cabello.

Desde ahora cargaria con un poder que siempre le fue negado, la belleza.

-No crees que me vea mejor así, ¿verdad?- preguntó la rubia, con seriedad.

-¡Claro que sí! Pusiste mi heterosexualidad en duda.- dijo Marinette, apoyando sus manos sobre su rostro, haciendo que Adrien se molesté.

-Éso no me enorgullece, yo soy un hombre.- dijo con enojó.

-¿A poco prefieres que los chicos gusten de ti?- preguntó Marinette, cruzandose de brazos.

Desde ahora, tendría que cuidar que ninguna rata se acerque a su Adrien... Adriana.

-Te estás pasando, Dupain-Cheng.- dijo la ojiverde, con su rostro rojo del enojó y la vergüenza.

-Calma un poco, te va a dar algo.- dijo la azabache, preocupada.

¿Será qué Adrien estaba en sus días?

-Le dije lo mismo.- dijo Nino mientras veía a Adrien con preocupación.

-¡¿Cómo se supone que me calme?! ¡Ahora soy mujer!- gritó la rubia, con un par de lágrimas cayendo.

¿Cómo se supone que iba a volver a la normalidad?

No importaba como pero de que vuelve a la normalidad, vuelve a la normalidad.

Continuará...
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¡Hola!

Pobre Adrien, raramente es el único normal está vez, sin contar que se convirtió en mujer de la nada.

Espero que les haya gustado el capítulo.

Gracias por su tiempo.

Volveré...

¡¿Qué rayos?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora