⋮ ≡ ，，(🗯) 𝐌𝐄𝐀𝐍𝐓 𝐓𝐎 𝘽𝙀.
La secundaria acaba, los caminos llevan a distintos lados, pero el destino siempre reúne a quienes deben estar juntos a las buenas... o a las malas.
¿Qué ocurre cuando éste decide que dos jóvenes deben acabar en u...
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( atsumu's pov: )
— p.ᐟ ﹕en la casa de tooru.
Atsumu podía escuchar el llanto de su amigo de fondo junto con las disculpas de Koshi y el reniego del resto del grupo al no tolerar como el chico extrañaba a su ex novio de la secundaria. Su mente se había quedado en la charla, oyendo cómo volvía a contar la historia de porqué terminó su relación pero lo bella que había sido en un inicio, hasta recordar que necesitaba ir al baño, el problema era éste, ¿Cuál era la puerta que le había dicho Tooru? ¿Derecha o izquierda? "Que sea lo que Dios quiera" pensó el rubio teñido antes de abrir la puerta cercana a su diestra. La habitación de Toto.
— La concha de la lora, dislexia del orto... — Susurró.
Volteó para ir al baño pero su curiosidad lo atrapó, ¿Habría algo en la habitación con lo que extorsionar al dueño del departamento y avergonzarlo por todo el bullying que le hacían? Quizás eso permitiría que dejase de ser el centro de burlas de sus amigos por lo menos un día o dos. No quiso hacerlo por unos segundos, pero su cuerpo se movió por sí solo. Cajón tras cajón buscó algo con lo que chantajear a su amigo. Prendas de ropa que le había visto al morocho usar en jodas, en encuentros, entrenando... Recuerdos divertidos invadían la memoria el gemelo, generando una sonrisa inconsciente en sus labios. Esta se borró al notar cómo su amigo ya no era el mismo. Aquel chico extravagante y llamativo se había apagado solo por haber sido rechazado por el equipo de vóley argentino... ¿Había sido eso? ¿O pasaban cosas desde antes? ¿Sería el ser una persona tan extrovertida un mecanismo de defensa para que el grupo pensase que estaba bien? Sus hebras rubias se movieron por su frente ante la rápida sacudida que le dio a su cabeza con los ojos cerrados, tal y como si desease callar a aquella voz que le decía mentiras. Mentiras, ¿Cierto? Nada más que eso... Continuó a buscar por su gran biblioteca alguna de las cartas que siempre decía que le había escrito a su ex pero que jamás había enviado con la intención de leer algo cursi para sus amigos y que se divirtiesen un rato. Libros de ciencia ficción, teorías sobre alienígenas, diarios de vóley, entre otras cosas. Todo era gracioso hasta que, entre un par de revistas de una edición vieja de su adolescencia, encontró una bolsa negra con pastillas de distintos colores y una bolsita con polvo blanco...
