⋮ ≡ ，，(🗯) 𝐌𝐄𝐀𝐍𝐓 𝐓𝐎 𝘽𝙀.
La secundaria acaba, los caminos llevan a distintos lados, pero el destino siempre reúne a quienes deben estar juntos a las buenas... o a las malas.
¿Qué ocurre cuando éste decide que dos jóvenes deben acabar en u...
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( oikawa's pov: )
- c.ᐟ ﹕chat con "Eze".
estás cerca ya?
Eze: estoy a nada de la plaza, llego en diez minutos, espero que tengas el doble de lo que trajiste antes
CÓMO QUE EL DOBLE, ME DIJISTE QUE IBA A SALIR LO MISMO QUE EL ANTERIOR.
por favor, no me podes hacer esto, teníamos un acuerdo, no me podes avisar diez minutos antes.
Eze: ya está mano, el doble o nada
entonces te traigo el resto en nuestro próximo encuentro porque yo ya estoy en la plaza.
Eze: mira mono que si me llegas a zarpar la guita yo te cago a trompadas
te juro que no, por favor
Eze: ta bien, mira que si tenes problemas conmigo tenes problemas con la firma
p: Plaza San Martín dea.
— ¿Firma? —
Se preguntó el morocho respecto a las palabras del desconocido bastante conocido. Lo había conocido en una fiesta tras haber terminado con Iwaizumi, este chico de no muy buenas pintas le ofreció un porro, el cual rechazó las primeras tres veces. Tras varios tragos, terminó accediendo, probando la primera droga en su vida que, por un corto periodo de tiempo, hizo que el dolor de su pecho, de su corazón, desapareciese. Esa noche aún está borrosamente presente en su mente, lo único que recuerda con claridad era el intercambio de números para volver a consumir droga o comprarle, tal y como en ese momento.
— Eh, Toto. —
La voz conocida tuvo rostro una vez que el ex-jugador de vóley se dio vuelta, un morocho de ojos claros le devolvía la mirada, la mayor parte de su pelo siendo cubierta al igual que su rostro con un barbijo.
— Hola, Eze. —
Ese no era el nombre del chico, pero si estaba relacionado con él.
Eze. Ese. S.
Algo que Tooru jamás iba a saber, a menos que el destino decidiera lo contrario.
— ¿Entonces no tenes toda la plata? — preguntó alzando una mano disimuladamente para recibir el pago, la otra estando en su bolsillo con una bolsa lista para ser intercambiada.
— En mi defensa me avisaste cuando ya estaba acá... Eze vos sabes que yo soy de fiar, me conoces... Más de lo que deberías. — Con una velocidad suave pero astuta, ambas manos de los dos se rozaron en la entrega de las sustancias.
Otro recuerdo vago de su primera noche drogado. Sus ojos se quedaron observando aquellas manos que desesperadamente acariciaron su cuerpo, quitando prenda por prenda hasta, como acababa de decir, "conocerse mejor", ¿Lo malo? No recordaba su rostro. Ezequiel tenía fachada de maleante, pero bajo aquel buzo oscuro había un cuerpo definido que atraparía los ojos de cualquiera. Bajo su tapabocas, el vendedor portaba una sonrisa ladina al recordar perfectamente a lo que se refería, esa memoria vívida en su cerebro, teniendo la capacidad de repetirla mil y una veces más.
— Te recuerdo que vos fuiste el que empezó con esas intenciones. — Se excusó el muchacho, su mirada cambiando de aburrimiento a diversión con un simple brillo iluminando sus ojos felinos.
— Estaba drogado, Zeque, no me podes decir eso cuando vos no lo estabas. — Respondió Oikawa en forma de rezongo, a pesar de no sentir nada hacia el chico si sentía vergüenza, por lo que su rostro mostraba cierto tono rosado. — Si lo estaba, lindo, pero a mi no me pegó tan fuerte porque ya tengo experiencia desde chiquito. —
— Bue, esta bien, cuándo nos volvemos a ver así te termino de pagar? —
— ¿Igual que hoy mañana? —
— Dale. Chau. —
— Chau, Totito. — Dijo con una sonrisa coqueta que podía ser prácticamente oída a causa de su tono de voz.
Al siguiente día, Tooru no tenía el dinero, pero ya había consumido los dos gramos de cocaína que le había dado. Le pidió más, rogándole que le permitiese pagarle al día siguiente. Su deuda comenzó a crecer y, a causa de su situación de desempleo, su dinero comenzó a desaparecer. Día tras día Oikawa buscaba una forma en la que podría pagarle a Ezequiel. No veía a sus amigos, no respondía su celular y se la pasaba encerrado. Se sentía vacío, perdido y agotado. ¿Qué mierda voy a hacer ahora? Era la única pregunta presente en su cabeza. Sin su pareja, sin su sueño, sin su hogar... ¿Acaso era importante seguir viviendo?
