Prólogo

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—Bien señor Potter y, —hizo una pausa— señor Malfoy. Debido a la falta de respeto mutuo, ambos compartirán clases y se sentarán juntos. —Tanto el gryffindor como el slytherin gruñeron con molestia a lo que sugería la Subdirectora McGonagall.

¿Por qué propondría tal cosa sabiendo que, ni Malfoy ni Potter soportarían eso? 

Ambos se observaron, las cejas del joven Malfoy se elevaron, indicándole al niño que vivió que no fastidiará con su presencia. 

—¿Entendido? —Esta vez, McGonagall fue quien habló. 

—Si. —dijo Harry poco convencido. 

—¿Y usted señor Malfoy? 

—Si. —contesto aquel mientras ojeaba por última vez a el pelinegro. 

Comenzaron a caminar rumbo a la clase de adivinación, recibiendo miradas de sorpresa, incluso de los amigos de los dos chicos, quienes no creían ni entendían lo que estaba pasando. Hasta que Hermione se les acercó a pasos cortos. 

—Harry, ¿Qué sucede? 

—Hermione, yo-… —Balbuceo. 

—Vamos Potter, no llegaré tarde a adivinación por ti. —jalo al otro adentrándose así a el aula. 

Se sentaron en unos asientos vacíos al fondo de la clase ya que, como dijo el rubio, así no llamarían tanto la atención. Sin embargo era obvio que los que se percataron de la situación seguro y les contarían después a todo el colegió. 

La profesora Trelawney les propuso a toda la clase intentar ver a través de la bola de cristal que se encontraba frente a ellos, lo que Malfoy hallaba ridículo. 

—No hay nada Potter.—afirmo— Solo veo un jodido humo.  

El ojiverde iba a hablar, a decirle que se callará pero algo le impidió hacerlo, aquel humo espeso que estaba antes cambió, mostrándoles la imagen de ambos justos, además, se divisaban en la torre de astronomía tomados de la mano, en sus rostros no había despreció u odio, lo único que existía era el amor. Harry quería protestar, quería sugerir que tal vez la predicción era equivocada, aunque de sus labios no salió nada. 

Al pasar dos minutos ya tenían a toda la sala contemplando ese escenario, parloteando y divagando sobre lo que pensaban. 

—Oh, mis niños, aparentemente tendrán una larga vida juntos. —anunció la profesora. 

Los mencionados se giraron a mirarse el uno al otro frunciendo el seño.  

¿Cómo evitarán lo que ya fue predicho? O más aún, ¿Qué pasaría después si lograban su cometido?

PROFECIAS | DRARRYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora