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Después del incidente de Fudge, el profeta anunció —sin mencionar los hechos—, que él se encontraba incapaz de seguir laborando por lo tanto fue restituido y ahora el Ministro de Magia sería Rufus Scrimgeour. Draco al leer aquello se culpó así mismo repitiendo una y otra vez que quizá Fudge si se había tomado la molestia de enfrentar a Rita Skeeter y como esa sección en el periodico era muy importante había arruinado su carrera. Tan nefasto se sentía que optó por no abandonar su casa, sus amigos, Pansy, Blaise, Theodore, Crabbe y Goyle estuvieron invitandolo a salir e incluso algunos lo esperaron por horas fuera de ella pero él jamás cedió, a demás ignoro las cartas de Harry, y se resguardo en libros, su padre poseía una biblioteca enorme, ideal para aprender mucho más y ser el primero en clase cuando regresaran a Hogwarts, pues por años el puesto estuvo peleado entre el y granger y pensaba esta vez ser mucho mejor.

Al pasearse por los estantes rugosos y empolvados descubrió un libro con el nombre "Hechizos para principiantes en las Artes Oscuras"  y no pareció nada extrañado de que algo como eso estuviese en su casa, claro que su padre practicaba las Artes Oscuras, —era evidente— pero lo que realmente lo dejó impresionado fue que no estuviera en su librería privada. Con sus manos temblorosas tomó aquel libro y se dispuso a leerlo, quizá encontraría cosas buenas.

——𝐃&𝐇࿐

Harry comenzaba a desesperarse, Draco no daba ninguna señal, estuvo apunto de ir a la mansión Malfoy, sin embargo sus tíos volvieron a hacer de las suyas y lo sentenciaron diciéndole que no saldría de casa, —aunque particularmente se quedaría en su habitación pretendiendo que no existe—. Su tío Vernon se había vuelto mucho más molesto, y su tía Petunia cada día lo hacía limpiar todos los lugares de la casa, y si acaso hubiese algo con una pizca de polvo lo mandaba a qué tallara mucho mejor, Harry se sentía como un elfo doméstico, el trabajo era demasiado, más que los otros años, no tenía ningún tipo de contacto con el mundo Mágico más que su lechuza, Hedwig, quien por alguna razón dejó de llevar correo, ahora pasaba todo el tiempo en su jaula, manteniendo a Harry más que incomunicado.

Ese día caminaba lentamente a la cocina intentando no ser encontrado por sus tíos, le habían anunciado que no comería, por el hecho de "no haber limpiado correctamente" lo cuál no era cierto, Harry lo había hecho más de tres veces, reiterando que estuviera limpio cada superficie.

—¿A dónde vas, muchacho? —Fue sorprendido por su tío Vernon, él estaba sentado en el sofá viendo un canal de deportes Muggles. —Te dije que te quedaras en tu habitación. —habló enfadado.

—Lo siento, es que, tenía hambre. —susurró.

—No me interesa, vuelve a tu habitación, ¡y no salgas jamás!

—Vernon.. —chilló Petunia. —creo que estás siendo insensato. ¡Recuerda a esos fenómenos!... ¡La carta!...

Harry los miró confundido. ¿De qué hablaban?

—Petunia. —dijo.

—¿Qué carta? —preguntó Harry llamando la atención de ambos.

Su tía se levantó de su asiento y comenzó a caminar hacia un cajón, sacando así una carta que le entregó a Harry velozmente como si esta  quemará. 

—Llegó está mañana.

«Querido Sr Potter.

El Ministerio solicita su presencia mañana al medio día.

Con mis mejores deseos.

Mafalda Hopkirk»

Un escalofrío recorrió su espalda, la señora Hopkirk antes ya le había estado mandando cartas, pero jamás lo habían llamado en El Ministerio, según Harry no había hecho nada malo. Tendría que ir al otro día pero no sabía cómo persuadir a sus Tíos para lograr escapar de Privet Drive.

—Y bien ¿Que dice? —preguntó su Tío Vernon.

—Ehm, ellos quieren que me presente mañana.. —dijo tembloroso.

—¿Quienes?

—El Ministerio.

Ambos adultos arquearon las cejas.

—¿Qué? —dijeron al unísono.

—El Ministerio De Magia. En Londres. —concluyó  Harry.

—Pues no iras, ¡estás castigado! —habló su Tío. — Y, ¿para que te quieren ahí?

—Bueno..no lo sé.

—No lo sabes. —imitó. 

—No lo sé, pero tengo que ir.

—Aja, ¿y por qué? —retó. Detrás de él estaba Petunia con una expresión preocupante, diciéndole a Vernon entre breves chillidos que era mejor dejarlo ir. Harry la miró con el ceño fruncido, siempre había estado de acuerdo con su esposo.

——𝐃&𝐇࿐

Más tarde volvió a su habitación, su tío Vernon aceptó que fuera al Ministerio, pero lo amenazó diciendo que si contactaba a uno de sus amigos lo encerraría, Harry asintió, igual no tenía a nadie a quien llamar, y eso dolía.

Trás mucho tiempo Harry se sentía otra vez, solo.

Acuno su rostro entre sus brazos cerrando los ojos con fuerza, estaba frustrado y no quería atreverse a pensar volver estar solo, como antes de cumplir los once años, antes de pedir como deseo de cumpleaños tener una familia o antes de enterarse que era un mago, se preguntó ¿porque la vida era tan injusta?, y ¿por qué le habían puesto el peso de salvar a el mundo mágico cuando solo era un bebe?, ¿de donde obtuvo el poder para vencer a voldemort con un año?, él solo era un chico al que le pasaban cosas terribles.

Levantó la vista al sentir el ambiente pesado, y se sorprendió al notar que ya no estaba en su habitación, por primera vez en mucho tiempo estuvo aterrado, no era nada comparado a la escena con el dementor, era mucho peor. El lugar estaba oscuro, las paredes estaban agrietadas a su alrededor, tan siquiera había una silla y era donde estaba sentado, volvió a cerrar los ojos sin permitirse abrirlos, pensaba que si lo hacía veria algo muy malo, sin embargo, poco a poco sentía como sus ojos se intentaban entreabrir por si mismos, que a pesar de todo su esfuerzo fue en vano, la habitación seguía igual, se llevó las manos a los ojos para cubrirlos pero al sentir el tacto de sus manos contra su rostro balbuceo, estaban frías, incluso sintió algo húmedo, al observar la palma de sus manos ahogó un grito. Aquello era sangre, y no sabia de quien era ni como se encontraba ahí, de nuevo cerró los ojos deseando que eso fuera una mala pesadilla, y al abrirlos estaba en su habitación, como si no hubiera pasado nada.

Y estaba más confundido al observar como una constelación iluminada por estrellas decoraba la inmensa noche, era la constelación  Draco —dragón—. Parecía que hasta el cielo se había puesto de acuerdo para recordarle como se encontraba.

Sintió una lágrima caer por su mejilla así que con rapidez la quitó, ese aun no era el final.

PROFECIAS | DRARRYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora