6. Indagar

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Capítulo 6

Lo intenté, realmente lo estaba intentando, pero era demasiado para una sola persona. Sabía que podía pedir ayuda, Raquel y Sabine se ofrecieron, pero ya era demasiado las tareas que tenían. Mamá no podía enterarse, porque no dejaría que continúe trabajando hasta el verano y Oliver y Sara estaban haciendo lo suyo.

Necesitaba respirar aire fresco, la brisa fresca era lo único que podía hacerme sentir que verdaderamente podía respirar. No sé qué estaba pasando, estas sensaciones extrañas aparecían cada día sin falta y no sabía qué hacer para poder frenarlas. Así que apenas el reloj marcó las 21.30hs apagué las luces y salí rápidamente de la librería, quizás mi mente podría despejarse, aunque lo dudo, soy una persona que piensa mucho "Ahí voy otra vez".

Caminé directo a la plaza, a estas horas de la noche en verano suele estar lleno de gente, pero hoy no había nadie. Me senté bajo un enorme árbol apartado de las luces blancas de la pista de skate, descansé toda mi espalda en el tronco mientras la observaba. Me recuerda cuando Sabine y Raquel venían dos semanas a pasar el verano conmigo y veníamos todas las noches aquí a ver como Sabine se impulsa de un lado al otro en la pista.

Un estallido me hace volver mi vista asustada, una patineta salió disparada produciendo un estallido cuando rebotó en el suelo. Un chico con capucha la tomó rápido e inmediatamente subió a ella haciendo sonar eco de las ruedas contra el piso, sus movimientos eran muy agiles y parecía que la patineta estaba pegada a sus pies en cada movimiento o salto que hacía. Me recordaba a los movimientos de Sabine, aunque aquella persona iba a una velocidad furiosa, siempre parecía estar al borde de caer. Observé un rato, pero iba tan rápido que no podía distinguir su rostro. Desaparecía por momentos tras un muro que estaba de espaldas a mí, luego aparecía subiendo a la pared contraria y así sucesivamente, tocando la patineta, cayendo fuertemente en el suelo. En una de aquellas pasadas intentó hacer algo que no pude distinguir en el aire y calló haciendo sonar un fuerte retumbé, una de sus manos quedó bajo las dos ruedas delanteras, se sentó de inmediato y sacudió su mano, la capucha se resbaló y pude ver su definido y enojado rostro, Noah...

Además de tocar la guitarra andaba en skate, tenía una fachada de aquellas cosas, solo faltaban los tatuajes. Esta vez no volvió a buscar su patineta la cual salió disparada con furia cuando se sentó. Esperé un rato y entre tantos pensamientos en mi cabeza decidí ir hacia allí. Al entrar dentro de la pista lo ví sentado contra el muro con las rodillas cerca de su pecho, sus brazos descansaban en ellas y sostenía su mano que sangraba un poco con el ceño fruncido y los ojos cerrados. No se percató de que estaba allí por lo que tomé su patineta en la esquina contaría y subí en ella de la única forma que Sabine me enseñó, y me deslicé hacia él por la parte plana del lugar. Al escuchar el sonido de las ruedas girar Noah dirigió la vista velozmente hacia mí, cuando quedé frente a él, empujé la patineta haciéndola chocar con sus pies.

-¿No lo vas a intentar otra vez? - Se veía confundido, pero su semblante continuaba tenso y sus ojos realmente eran oscuros, penetrantes.

-Estas poniendo mal tu pierna-Dijo luego rato

-¿Qué?- No comprendía a que se refería

-Debes poner un pie detrás del otro, como si estuvieras formando una L y cuando te encuentras arriba colocas el pie de atrás de costado al igual que el de adelante-Su respuesta sonaba cansada como si me estuviera enseñando esto por quinta vez.

-Ah, así- Dije tratando de sonar superior mientras me lanzaba por una pequeña bajada, pero al lanzarme las ruedas se trabaron y caí hacia adelante, mis manos golpearon muy fuerte el piso "Dios, que vergüenza" "Y que dolor".

Me giré rápido sentándome esperando que me preguntara si me encontraba bien, pero lo único que hizo fue pasar por mi lado con superioridad y subirse a la patineta tranquilamente para luego hacer vaya a saber qué, pero se vio superior y detestaba su superioridad. Calló fuerte y se deslizó hacia el muro para sentarse de nuevo.

Seguía sentada en el suelo, sus ojos no se dirigieron a mí en ningún momento, abrió la funda de su guitarra y se puso lo auriculares, llevaba su guitarra a todos lados. Cerró sus ojos y quedé allí prácticamente sola, pero no quería irme, eso implicaría volver a tener una charla con mis padres y ya estaba cansada, era preferible estar aquí.

La única idea buena que se me ocurrió fue tomar su patineta y andar por las partes planas de la pista. Al agarrarla ni se movió, pensé que iba a insultarme o decirme algo con su tono irritado de siempre pero no lo hizo, ni siquiera abrió sus ojos, así que intenté volver a tirarme por la pequeña bajada y esta vez lo hice sin caerme, de vez en cuando perdía el equilibrio y debía saltar hacia adelante para no llegar al piso, pero por lo menos esto me ayudaba a pensar en otra cosa que no sea en la piedra de mi pecho.

Al rato me senté a su lado, aunque realmente estaba a un metro de él, lo miré detenidamente, sus labios gruesos estaban rosados por la brisa helada, miré su mano, seguía sangrando un poco.

-¿No te duele?-Pregunté, no hubo respuesta de su parte

-No entiendo como nunca contestas nada, como si fueras tan interesante-Protesté mirando el final de la pista

-No, no me duele para nada, solo esta toda raspada y sangrando-Respondió sarcásticamente

-Eres tan irritante-Dije molesta

-Y dime-Giró su cabeza hacia mí clavando sus ojos en los míos

-¿A quién golpeaste?-Miró mi mano que todavía tenía un dejo morado. Suspiré molesta-No, ahora respóndeme-Su voz sonaba cada vez más hostil

-¿Por qué tendría que hacerlo?-Alcé un poco la voz

- Porque tú fuiste quien llegó a molestarme, ¿me equivoco? –

Sus ojos enojados seguían clavados en mí. Abrí la boca para contestar, pero no dejó que continúe

-¿Por qué te empeñas tanto en hablar conmigo?-Su mirada era muy fuerte y ni yo sabía que responder a aquella pregunta porque no tenía idea.

-¿No se supone que estábamos bien?, tú mismo viniste a hablar conmigo- Contesté confundida

Me puse de pie, cargué mi mochila al hombro y le di la espalda para irme "Idiota". Antes de que pueda dar el tercer paso, su mano se aferró a mi muñeca y me giró hacia él

-¿Por qué?-Lo hostil de su voz ya no estaba, pero si había cansancio en ella. Una corriente recorrió mi brazo y siguió por todo mi cuerpo, respiré entrecortadamente.

-No lo sé- Susurre por lo bajo, su pelo se movía por el viento y parecía que sus ojos querían indagar, indagar más profundo a algo que ni siquiera yo tenía idea

-Espero mejore tu mano-Respondió para luego soltarme la muñeca y alejarse así nada mas 


TACITURNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora