Desesperación

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Tanjiro sentía su cuerpo temblar en cada momento.
Sus manos estaban frías y temblaban con insistencia, sentía que sus ojos dejarían escapar lágrimas por la ansiedad que sentía. Inquietud y miedo se apoderaban de el, tenía que admitir que su sentir iba más allá de su control.
Quería gritar, correr. No sabía a qué se enfrentaría y eso le provocaba temor.

Tenía que admitir que se sentía nervioso, pero no podía hacer un escándalo ahí si no. El profesor que lo acompañaba podría salir herido.

Tengo miedo

Era lo que su mente repetía una y otra vez. La inquietud de no saber a dónde los llevaban le resultaba horrendo.
Era comprensible que sufriera ansiedad en ese momento, su cuerpo no le obedecía.

- ¿~pro-profesor Rengoku~? - dijo Tanjiro con la mandíbula temblando.

- ¿Que sucede joven Kamado?.

- ~T-tengo mu-mucho miedo~.

La voz temblorosa del muchacho alarmó al mayor. Quería acercarse a el, pero con el movimiento del lugar era imposible mantener el equilibrio a ciegas.

- No temas, estás conmigo. No dejaré que te pase nada.

- ~Pero, m-mi cu-cuerpo es-tá temblando, es una sensa-ción horrible~.

El profesor no sabía cómo calmar al muchacho, sabía que estaba teniendo un ataque. Tenía que ir con el y calmar un poco su inquietud.

- Tengo una idea - dijo el rubio - sigue hablando para que yo pueda llegar hasta ti.

- ~Esta b-bíen~.

El muchacho con la voz temblorosa pronunciaba con dificultad cada palabra.  Mientras que el profesor se acercaba arrastrando para evitar golpearse.
Cuando logro estar cerca del muchacho, el profesor logro sentir como respiraba agitadamente y le costaba mantener los estribos.

- ~P-profesor ten-go mucho miedo~.

- Cálmate, al parecer tienes un ataque.

- ~M-m-me es imposible hacerlo~.

- Escúchame Tanjiro. Trata de respirar, estás hiperventilando.

- ~N-no p-puedo~.

- Respira Tanjiro.

El profesor de inmediato comenzó a ayudarlo a respirar. Haciendo que el muchacho imitara lo que estaba haciendo. Lentamente comenzó a respirar con dificultad.
Pero aún con eso su ataque no paraba.

- ~N-no es-tá f-funcionan-do~.

El muchacho trata de soltarse de las ataduras de sus muñecas, que habían hecho unos hombres antes de que se marcharan del lugar donde los habían encerrado. El mayor se colocó al lado del muchacho y se quedó junto a el.

- Coloca tu cabeza en mi hombro y trata de respirar.

Tanjiro obedeció, se quedó recostado en el hombro del rubio. Quería calmarse con todas sus fuerzas, como si de un mar con una tormenta se desatará en su cabeza.
El profesor se sentía preocupado, quería salir de ahí de una vez por todas para evitar que el pelirrojo saliera lastimado.

El Callejón Del Beso (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora