Helena
Entrando a la facultad, lo primero que observo son los largos pasillos a ambos lados que dan a la segunda planta para entrar a las aulas; y enfrente, el que da al patio principal. Mi mente se dejó llevar por segundos y me perdí entre el gentío.
"RINGGGGG"
—¡Argh! —hago una mueca de asco.
Entro al aula y me siento en la segunda fila al fondo, casi al pasillo que da a la entrada. En este sitio, no me pueden ver. Así puedo pasar desapercibida entre la gente. La gente quiere destacar en esta etapa de la vida. Yo prefiero ser una nadie.
Pude ver caras conocidas. Sin embargo, lo que me llamó la atención fue la presencia de aquel muchacho, sentado a tres filas detrás de mí. al fondo, parecía como si nadie notara su presencia.
Al salir de clase, me dispuse a investigar sobre aquel muchacho que había estado dando vueltas en mi cabeza toda la mañana.
“¿Sabéis quién es el chico de la capucha negra?” —pregunté a las chicas por nuestro grupo.
“Ni idea, pero el que está sentado al lado mío está muy bueno, este es mío jajaja” —típico de Sara. ”En fin…”—suspiré.
¿Cómo era posible que nadie lo conociera?
Era casi como un espectro fantasmal al fondo de cuatro paredes, en el que solo yo era capaz de visualizar. Y eso me llenaba de intriga.
El muchacho de tez pálida y mirada apagada estaba sentado de forma encorvada. A pesar de la capucha, que le tapaba la mitad de su cara, era capaz de notar aquellos ojos castaños perdidos, sin rumbo alguno.
“¿Qué debía pasar por su cabeza en esos momentos?”
Tampoco parecía darse cuenta de mi presencia cada vez que me volteaba para verlo. Por suerte, siempre he pasado desapercibida a ojos del género masculino.
Lo escaneé con la mirada detenidamente: llevaba unos tejanos grises rotos, una camiseta blanca con un dibujo que parecía ser un triángulo dentro de un círculo y una sudadera negra con cremallera. También, podía ver que llevaba puestos unos auriculares bluetooth y que con su bolígrafo azul garabateaba algo en su libreta.
Parecía un poco acosadora, pero me tenía fascinada. Suelo saber leer a las personas con facilidad por sus gestos o por cómo hablasen. Por ello me mantengo alejada de la gente, solo observo. Es mi zona de confort. Sin embargo, él se me escapaba de alguna manera… No tenía explicación alguna.
ESTÁS LEYENDO
El éxodo de un viaje inolvidable
Teen FictionCuenta la historia de Oliver, un joven de 20 años que comienza a conocerse a si mismo y a enfrentarse a sus miedos, por primera vez se da cuenta de que los temores que lo acongojan, provienen desde fuentes externas irremediables, por lo que empieza...