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Maeve se sentía que flotaba en lo que parecían ser dos metros de falda que le tapaban las rodillas. Sus calcetines también le quedaban grandes, y pasó directamente de ponerse el jesey, porque intuía que con ese uniforme al completo estaría completamente ridícula.

A su compañera de habitación, Nancy, le quedaba extraordinariamente bien, pero era porque era lo suficientemente alta como para rellenarlo. Comparadas, eran como una jirafa y un ratón. Y Nancy no tardó en jactarse de ello.

—¡Mirad, con esa comparto habitación! —rugió, mientras la morena entraba en clase. Maeve quería desaparecer. Todas las miradas se enfocaron en ella—. No sé si debería contar como alumna de secundaria, parece un piojo.

Maeve no había tenido ningún problema con ella hasta ese momento. Nancy a penas le había dirigido la palabra desde la noche que llegó al internado, pero no había sido mala ni había dado razones para que Maeve sintiera que no pudieran llevarse bien en algún momento.

Bueno, las cosas acababan de cambiar.

Los amigos de Nancy se reían a carcajadas, pero Maeve pensó que ninguno de ellos, especialemente Nancy, eran los indicados para burlarse del aspecto de alguien. Todos ellos tenían un aspecto bruto y complexión de gigante, con greñas de troll y dientes torcidos. Casi se podía oler sus alientos desde la puerta.

Se preguntó si no serían en realidad monstruos disfrazados. Se dispuso a meter la mano en el bolsillo, donde guardaba un arma en miniatura, pero fue interrumpida por una voz que, por algún motivo, le resultó familiar.

—Si parece un piojo porque en comparación tu eres un troll pelirrojo, obeso y pecoso —. Se trataba de un niño muy guapo que Maeve no había visto en su vida. Tenía el pelo negro y desordenado, ojos grandes y azules, y la piel ligeramente tostada, como si acabara de llegar de la playa. Quiso derretirse en aquel mismo momento.

Pero Nancy no parecía pensar lo mismo. abrió sus diminutos ojos de manera desmesurada, y ensanchó su nariz de manera que se asimilaba más a un hocico.

— ¿La defiendes, Jackson? ¿Es que resulta que ahora tienes novia? —imitó el sonido de unos besitos, fingiendo una sonrisa, pero parecía desolada.

Maeve se sobresaltó con el apellido. Era el mismo que el del supuesto ladrón del que había hablado su tía. Pero, observándole bien, era casi imposible que se tratase del mismo individuo; Era un niño bastante normalito. Y muy guapo. Y un niño guapo no podía hacer tales cosas.

Es posible que si hubiera sido más feo su reacción hubiera sido distinta.

—No. No tengo novia. ¿Celosa, Nancy? ¿Has decidido admitir tu amor hacia mí? Pues gracias... Pero no, gracias.

—Los niños de primero son todos tontos —mustió, mientras se acercaba al muchacho con toda intención de pegarle una paliza.

— Está claro que lo sabes bien, has estado en primero tres años —se burló Maeve—. Vamos, que no pasa nada Nancy, todo el mundo tiene sus virtudes. La tuya no es la inteligencia, pero estoy segura de que encontrarás tu camino—le dio una palmadita en la espalda y esta la miró perpleja.

— ¿Quieres que te reviente, piojo? —gritó, y todos los alumnos de clase la miraron atentos.

—Adelante —inclinó su mejilla derecha para que Nancy la pegase. Ya había luchado contra monstruos y salido con vida. Una niña tonta no le iba a intimidar—. Atrévete.

Pero Nancy no hizo nada, porque, entonces, un profesor entró en la clase para comenzar la lección. Pero le lanzó ojos asesinos.

Se sentó al lado del muchacho que la había defendido, completamente dispuesta a enamorarle con sus encantos. Había visto suficientes telenovelas como para saber que bastaba con una mirada para cautivar a un hombre.

 iliad──𝐩𝐞𝐫𝐜𝐲 𝐣𝐚𝐜𝐤𝐬𝐨𝐧 𝐚𝐮 (reconstruyendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora