día 1: chocolate

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"Bittersweet Symphony". 

one-shot.


Horacio tenía una gran aversión al dulce, aunque su personalidad lo fuese la mayoría del tiempo, todos en su trabajo lo conocían como alguien jovial pero el camino más fácil a encabronarlo era regalarle chocolates. El que más odiaba en específico era el chocolate de caramelo.


—Anda cómetelo, que sé que te encanta. — el rubio le exigió, a sabiendas que el pastelillo tenía sirope de chocolate adentro. 


 —Te juro que si tiene chocolate, te reviento. — dijo juguetón, las bromas de su amigo siempre eran bien recibida (cuando estaba de humor claramente).


Para la sorpresa y la angustia del ojiazul, su broma no terminó con Horacio vomitando o él siendo ahorcado. Los ojos bicolores se sorprendieron, porque su paladar disfrutaba la amarga textura suave, fragante a café, sin un mililitro de caramelo.


—Pues me ha salido el tiro por la culata. — a regañadientes, Gustabo lo siguió viendo absorto. 


—Tio esto está buenísimo, ¿qué vergas le pusiste, marihuana?— terminó por chuparse los dedos, la sonrisa del moreno dió una bienvenida impromptu a su mejor amigo. Porque efectivamente se había cagado en su jugarreta. 


Llevaban un tiempo en su jornada laboral, y a Horacio le hacía falta un poco de serotonina, lo que él no sabía era que esa broma le había hecho el mejor regalo de su vida.


Para su suerte, le sacó la información a su amigo. Y aún en su uniforme de bombero fue encaminado a "Goldline." Viendo correctamente la fila enorme, asumió que debería ser ahí. Como el compás, sus zapatos se acercaban más al mostrador donde delectables postres eran servidos, quería más del chocolate amargo.Lo que no se esperaba era tener un bombón atendiendole la orden.


Ya fuese desde sus cabellos grises, que parecían brillar en esa iluminación amarillenta, el porte derecho y su pecho amplio. Los botones en su camisa blanca, cubierta por el delantal negro. Pero el atractivo más grande sin duda, era esa expresión fría y que parpadeaba atendiendole.


No recordó la última vez que un hombre le hizo sentir de esa manera, con tan solo mirarlo.


Volkov siempre estuvo casi seguro de que no era gay, o heterosexual porque no sentía la mayor parte del tiempo atracción física con desconocidos. Porque generalmente no le llamaba la atención ese tipo de cosas. 


Pero al escuchar esa voz aterciopelada, pero claramente no era coquetería, de eso se quería convencer. Porque cómo diablos un hombre así...Se fijaría en él. Rápidamente mató al sentimiento, además que no era su ética laboral babear por un cliente al verlo, qué vergüenza.


 —¿Y cómo es que hacen pastelillos tan buenos?— más que seguro de sí mismo, acomodó un codo en el mostrador, ignorando a todos los clientes que esperaban por su turno.

♡ volkacio loving month ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora