♡ volkacio loving month ♡

día 10: en otra vida [+18]

"Diamant"

one-shot

advertencia: bdsm, mención de sangre, dominación dura y sadismo. 

"Siempre estás huyendo, siempre corriendo de tus problemas."

Leía el mensaje de la pantalla negruzca, que estaba siendo chamuscada, giraba el teléfono en ese microondas. En el tren de Praga, fue el último lugar en donde Gustabo lo intentó detener.

¿Qué es peor?

¿Amar y nunca ser correspondido?
¿O nunca haberlo dicho?

Definitivamente era lo que pensó, viendo ese diamante, la piedra que iba a consumar el amor que le tenía a ese hombre. Claro, antes de encontrarlo en brazos de otro nadie más y nada menos que su mejor amigo el rubio ojiazul.

Ahora en ese callejón, su ojo morado. Al respirar en jadeos, estaba cansado y su nariz supuraba en hemorragía. El costado de sus costillas, sus pobres manos hacían un pobre esfuerzo para retener su sangre.

Tal vez este sufrimiento es el que se merecía, porque sabía que no era un mártir y él también había hecho destrozos en esa ciudad. No era menos santo ni más demónico que sus amados amigos. 

Pequeños copos de nieve caían en su cuerpo golpeado por la vida, pero le dolía más el corazón. Hasta que vio esas pestañas blanquecinas. Peligris que parecía brillar, casi pensó que tenía alas.

—¿E-es usted...un ángel?— Horacio murmuró con sus alientos de vida, sintiendo su corazón ligero.

El pálido hombre le acalló en un idioma que no distinguía, pero no vio nunca luz al final del túnel. Solo estaba ese hombre con sus hombros anchos, con su cálido cuerpo, y sus mantas bordadas a mano.

Quitándole la fiebre con hospitalidad, las ropas de él, las analizó, como toda su habitación. Al parecer le gustaba pescar,  tenía un tocadiscos, no intentó pararse pero vió un bocadillo delicioso en la mesilla de fresno.

Recordó a su padre, cuando le hacía cortar árboles en invierno. Y tuvo frío, como nunca.

—¿Ya está despiergto?— su acento era demasiado fuerte, pero no sonaba como el acento de las personas de Praga. Sin embargo, le habló en inglés.

—Ah, si. — se intentó reincorporar con quejidos. Y preocupado el hombre frente suya, fue a su socorro para que no sufriera tanto el latigazo de la herida.