día 5: locura [+18]

836 39 2
                                    

"Martini Blue"

one-shot

advertencia: exhibicionismo, explícito. 



Podía sentir todo, desde la punta de sus pies hasta sus pestañas, sabía que se miraba más caro que un millón. Y esa noche tenía ganas de tirar la casa por la ventana, bailaba en esa pasarela, intocable. Él y Volkov no se hablaban, cómo olvidar la vergüenza de haberse confesado y recibir una respuesta tan vaga. 


Rascaba, entre sus nervios, si aún quería actuar cuerdo. O más bien darse cuerda él solo, pensando más de una vez sacarse los deseos carnales con otro hombre. No estaba lo suficientemente borracho para eso, porque una consciencia de telarañas le decía, que era un error. Pero bailar, divertirse, nadie le quitaría eso, por más perdidamente enamorado que estuviese, no le verían la cara de imbécil. 




"¿Solo soy trabajo?

¿No me quieres, como yo te quiero a ti?"




Los pensamientos, se iban, el antifaz negro a juego con su arnés, la gargantilla negra brillante de cuero. Sus pectorales delectables brillaban entre esas luces rojas, tornado magenta parpadeando. Los demás alcoholizados cuerpos, frotándose parejas y se sentía tan caliente, bólido entre esos desconocidos igual de desenfrenados que él. El tempo, le hacía tirarse hacia abajo, rebotando su trasero imposible de ignorar en ese cachetero a juego.



Las curvas del francés eran perfectas, su abdomen delineado fruto de su arduo trabajo, sin cesar en la acción, rara vez en su casa durmiendo. Movió sus manos en su rostro, dando una vuelta.



Un ninfa del sexo, viril sus músculos entrelazados con sus vellos negros. Al mover su trasero, los mirones podrían apreciar el rebote de sus testículos. Porque eran imposible de ignorar.




Todo de él era imposible de ignorar.




Fue un error ir con Blake para Volkov, porque reconocería el tatuaje de mariposa en donde fuera. Sintió un cosquilleo en su espalda baja, cuando el jefe del FBI, en el hombre que confiaba más que cualquier otro en este mundo, bailaba sin control alguno. Ya fuese agitando su cabeza o girando en ese tubo metálico. Recibiendo la atención de esos extraños, le removía algo en sus adentros, más no era rabia, si no un recelo.



Era imposible, ser más sugerente o incluso una versión suya más joven hubiese pensado (inmoral), pero tal como las piernas de Horacio abiertas, dejando ver todo de él. Exhibicionista, si lo era, la mente de Volkov apenas se abría a la posibilidad algo más que no solo fuese besos tiernos o roces de mano.

♡ volkacio loving month ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora