Los diarios son para maricas

159 27 10
                                    


Quizá a una corta edad comencé a hacerme tantas preguntas.

Mi madre parecía ser muy sabia pues contestaba muchas de mis incógnitas. Siempre tenía una respuesta para todo.

En una ocasión vi una película junto con mi padre, en dicha película mostraban a un hombre hospitalizado debido a un accidente, algunos familiares y amigos fueron a visitarlo una vez se recupero, este al despertar lo primero que hizo fue preguntar "¿Quienes son ustedes?", era curioso en ese momento lo único que pude pensar fue "Que hombre más tonto, ¿acaso no sabe que son su familia y amigos?" de inmediato la escena se volvió triste, todas esas personas parecían dolidos por aquella pregunta sin embargo el hombre vestido de blanco me aclaro las cosas, "Tiene amnesia".

Más preguntas llegaron a mi, como siempre me dirigí a mi madre para que me explicara mejor las cosas.

-¿Puedo perder mis recuerdos?- fue lo único que pregunte.

Ella estaba sentada mientras entre sus brazos arrullaba a mi pequeña hermana.

-Shh Craig, habla más bajito- me indico.

Repetí mi pregunta más bajito mientras me sentaba a su lado para ver a mi hermanita quien parecía comenzar a cerrar sus ojitos.

-Se pueden perder los recuerdos, uno no siempre puede conservar lo que vivimos, quizá las cosas más impactantes e interesantes si, pero cosas cotidianas y de rutina casi no, cuando uno se hace más viejo también puede comenzar a perder recuerdos debido a enfermedades- explico con una voz suave.

-¿Qué hay de ese hombre que golpeo su cabeza y olvido todo?- la mire.

-Si, a veces golpes de gran magnitud hacen que nuestra cabeza sufra daños por eso se pierden los recuerdos pero se pueden recuperar con terapias y gente cercana- contesto mientras acariciaba el pequeño rostro de Ruby.

-Debe haber una manera de evitar eso- dije en voz alta.

Mi madre frunció el ceño al ver como Ruby se removía por mi ruido.

-La hay, hay gente que escribe diarios para plasmar eventos importantes en sus vidas- dijo simplemente.

Un diario...


-Los diarios son para maricas Craig- me dijo Clyde cuando le conté.

-¿Qué? Pero mi mamá dijo que...- iba a explicarle lo que dijo su mamá.

-Tú mamá es una niña, solo las niñas escriben en sus diarios cursilerías, mi mamá tiene uno, solo tiene cosas de niñas que no entiendo como claves y corazones con nombres de chicos- interrumpió el castaño.

El pelinegro se quedo pensando un momento, ¿por qué su madre quería que hiciera algo como eso? El no era una niña y tenía que hacérselo saber.

Al regresar a casa se paro frente a la entrada de la cocina donde su madre estaba alimentando a Ruby quien parecía estar siendo algo difícil.

-Mamá- llamó pero fue ignorado.

-Vamos Ruby, tienes que comer, abre grande- abría su boca como muestra.

-Mamá- llamo de nuevo.

-Eso es, grandee, amm- seguía concentrada con la pequeña pelirroja.

-¡Mamá!- dijo alto.

La mujer rubia volteo hacia la entrada encontrando a su hijo mayor.

-Craig, ¿Cuándo llegaste?- dijo.

-¡No soy un marica!- gritó enfadado para después alzarle el dedo y correr a su habitación.

Su madre quedo estática mientras escuchaba a la pequeña reír por el acto de su hermano.

-Ugh ¿Qué hice para tener unos hijos tan difíciles? - murmuro la mujer rubia mientras regresaba a lo de antes.

Se encontraba en su habitación observando su libro con imágenes del espacio, abajo tenía pequeños textos que eran sencillos de entender para él, su padre solía decir que era un niño genio porque a una edad temprana comenzó a leer, aunque eso provocaba que surgieran más incógnitas las cuales consultaba con su madre.

-Craig- la suave voz de su madre se hizo presente.

El solo alzo la mirada de su libro sin embargo no respondió, aun estaba molesto.

-Craig, querido, se que estas molesto pero ¿Dónde aprendiste esa palabra?- se sentó a su lado.

-Clyde- contesto

-Claro Clyde- suspiro recordando como a veces la madre de ese chico solía ser algo estricta y grosera.

El niño cerro su libro y la miro.

-¿Por qué querías que escribiera un diario si son para chicas?- pregunto mirándola a los ojos.

A veces Laura se sorprendía de como su hijo era tan serio para su edad, definitivamente lo heredo de su padre.

-No son solo para chicas Craig, los chicos también escriben diarios- contesto.

-Si, los chicos maricas- intervino.

La mujer rubia solo rodo los ojos, buscaba las palabras correctas para explicarle a su hijo, sus ojos se dirigieron a el libro del niño.

-Los astronautas escriben diarios- dijo.

-¡No!, de ninguna manera- señalo el niño.

-Es cierto, solo que no lo llaman diario, digamos que lo llaman bitácora y contiene escritos de los días que pasan días antes de ir al espacio y los días que pasan en el espacio, hacen anotaciones de lo que ven junto con lo que sintieron- explico.

El pelinegro la miraba atento, si su madre lo decía era porque tenía que ser cierto.

-Si realmente te gustaría guardar tus recuerdos más importantes o simplemente quieres hacer anotaciones de tu día, lo puedes hacer en una bitácora- cambio el nombre del supuesto diario.

-Entiendo- junto sus manos y jugueteo con sus dedos.

Estaba un poco emocionado por escribir una bitácora, pero ¿Qué opinarían sus amigos?

Su madre se levanto y antes de salir lo miro para decirle algo importante.

-¿Qué tal si tu bitácora es secreta? ya sabes solo tu sabrás que escribes en ella, nadie debe saber lo que escribes, ni siquiera yo- sonrió al notar alivio en su hijo.

El solo asintió.

Quizá los demás niños pensarán que los diarios son para maricas.

El no era un marica porque no iba a escribir un diario si no una bitácora.

Su madre le compro una libreta, lapiceros y stickers.

Su bitácora de aquí en adelante seria un portal a través de su recuerdos.


MemoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora