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・゚: *・゚:*narrador omnisciente*:・゚*:・゚

Está cansada.

No puede mover un músculo.

No hay cadenas que la aten a aquel árbol en el que se encuentra apoyada, ni cadenas.

Su cuerpo es el que la tiene atada.

No tiene fuerzas, su brazo le tiembla al intentar levantarlo.

Le cuesta, pero termina llevándolo a donde quiere. Su nariz.

Siente la humedad de su sangre, la cual puede ver cuando aleja suavemente la mano de su rostro.

Raro.

Es raro, no le duele.

Nada le duele.

¿Podría ser que su mente ya se haya saturado de dolor?

¿Por eso ya no siente nada?.

El crujir de las ramas se escucha a un lado.

No voltea.

No sabe que es, no sabe si es otro humano, o una criatura del bosque.

Y espera profundamente a que sea lo segundo.

No ha logrado adentrarse lo suficiente en el bosque.

Básicamente, aún se encuentra en territorio de humanos.

Mal.

Espera a que los... Suyos no la encuentren.

Reza a los mismos dioses, aquellos culpables de que ella se encuentre en esa situación en primer lugar.

Reza porque no sean humanos los que estén allí.

Desea que aquello sea uno de los refugiados, que la salve.

Que la ponga a salvo.

La criatura se acerca.

Ya puede verlo.

Una cara color verde musgo, cuatro ojos, marrones como la corteza del roble, y cuernos como ramas, algunas con varias hojas brotando.

Era un troll

Un Troll del bosque.

Si pudiese sonreiría, pero estaba demasiado cansada.

El Troll se agacha, la huele, inspirando el aroma que ella desprende.

Lo sabe.

Sabe que, si no fuese quien es, la protegida de la mismísima protectora suprema, la gran protectora. Estaría muerta.

La cara desaparece, solo puede ver las piernas del troll.

𖤣𖥧𝑬𝒍 𝒃𝒐𝒔𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒏𝒄𝒂𝒏𝒕𝒂𝒅𝒐 {𝑳𝒖𝒊𝒔𝒂 𝑴𝒂𝒅𝒓𝒊𝒈𝒂𝒍}𖤣𖥧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora