Dolor y caos

2.1K 173 386
                                    

Si bien Bruno había jurado no volver a realizar visiones hace ya cinco años, de vez en cuando algunas pequeñas imágenes se le escabullían a cualquier hora del día. Había momentos donde estaba ocupado en el sembrío cuando de la nada aparatos inteligentes, construcciones cayéndose o personas jugando futbol con el público gritando aparecían de la nada. Era tal el problema con estas pequeñas visiones que entre sus trabajadores ya empezaba el pequeño mito de que de vez en cuando los ojos de su patrón se volvían de un color verde intenso en segundos, pero por suerte era demasiado fantástico como para que alguien a parte de los testigos pudiera creer tal disparate.

Es por eso que Bruno, aun medio dormido pudo identificar la esencia verde de una imagen aparecer en su mente aun estado con los ojos cerrados, pero lo que percibió no era nada futurista ni catastrófico, sino algo mucho, mucho más alarmante.

Su propio hijo abriendo una puerta Madrigal.

El hombre se levantó de pronto, alarmando levemente a su esposa quien buscaba cuidadosamente en la mesita de noche sus habituales lentes para luego mirar confundida a su esposo (y tío).

—¿Qué pasa mi amor? —Preguntó ella con cautela, sabiendo por los ojos del hombre que se encontraba visualizando el futuro. —¿otra vez esas cosas llamadas celulares? —Preguntó curiosa por lo que veía, pero Bruno solo se levantó de golpe de la cama para buscar sus zapatos.

—No, tenemos que ir al cuarto de Pedro antes de que su cumpla—Dijo alertando así a Mirabel quien hizo lo mismo, pero por su estado le costaba bastante levantarse de la cama por lo que tuvo que ser ayudada por Bruno.

Corrieron, corrieron en la oscuridad tomando la primera vela que encontraron en mano, pero lastimosamente cuando llegaron ya era demasiado tarde, Camilo se había llevado al niño.

—No, no, no, no debimos dejar que se quedara, Dios, mi Pedrito—Dijo Mirabel sentándose con pánico al borde la cama. —Se lo llevó, se lo llevó, era mi niño, ¿porque lo hizo? ¿qué va a hacer con él? —Empezaba a hiperventilar por lo que Bruno se apresuró a tratar de calmarla en busca de que su nerviosismo no le hiciera daño al niño en su vientre.

—Mirabel...

—Estúpido Camilo, ¿Qué planea hacer? ¿a dónde lo lleva?

—Mirabel...

—Tenemos que alertar a las autoridades, hay que hacer algo él podría estar...

—¡Mirabel! —Subió la luz a lo que su esposa por fin lo miró.

—Es Camilo, tu primo y mi sobrino, no le hará daño a Pedrito solo se lo llevó al Encanto—Le dijo al fin, pudo sentir como el cuerpo de la mujer dejaba de tensarse ante la lógica de sus palabras.

—¿Y para qué lo hizo? Le dijimos que no queríamos ir—Seguía enojada, pero al menos más calmada. Bruno se levantó y se sacudió el cabello con frustración.

—Justamente por eso se lo llevó, quiere que vayamos por él—Concluyó, Mirabel bajó la cabeza pues ahora estaban en un gran problema ya que si querían recuperar a su hijo debían enfrentar su pasado.

—¿Qué viste en la visión? —Preguntó ella en busca de alguna respuesta, Bruno apretó sus labios antes de responder.

—Pedro abrirá una puerta—Ahora si no había momento de dudar, Mirabel se levantó y comenzó a buscar el primer saco de fique vacío que encontrara por la casa. —¿Qué haces?

—Tenemos que ir, tenemos que impedir que abra esa puerta porque si lo hace... no sé si querrá volver con nosotros, ¿Qué tal si se entera? ¿Qué tal si su don lo hace ver al pasado o yo qué sé? —Bruno solo suspiró para luego tomar un plato de sal que tenía cerca y arrojar algo tras su hombro.

De vuelta al árbol | Segunda parte MiraBrunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora