La escena completa era un caos absoluto. Todos los Madrigal se movían de un lado a otro llamando a la partera, atendiendo a Mirabel, calentado agua y buscando paños limpios. Todo ante la atenta mirada de Pedro quien podía notar aun en la emergencia un atisbo de resentimiento entre todos, sintiéndose cada vez más estresado ya que cuando pensaba en el día en que nacería su hermanito no pensó que fuera tan poco amigable.
La partera llegó y todos estaban frente a la habitación que alguna vez fue de Mirabel, donde se encontraba la mujer haciendo ruidos de dolor mientras todos los presentes esperaban instrucciones de la matrona.
—Necesito a dos personas de confianza para ella, puede ser la mamá y alguna de las hermanas o el padre de la criatura también servirá. —Explicó mientras se lavaba las manos con whisky a falta de alcohol puro, dándole un leve sorbo a la botella.
—Yo voy—Dijo Bruno inmediatamente, había estado junto a ella en el nacimiento de su hijo mayor y definitivamente iba a estar en el nacimiento del menor.
—No, no creo que lo harás, lo mejor es que vaya Julieta y Isabela, ellas son las más cercanas a ella—Intentó evitarlo Agustín, cosa que enojó bastante a Bruno quien, a pesar de tener una actitud bastante sumisa, no podía permitir eso.
—Pero yo soy el padre—Todos miraron con miedo a la reacción de la partera quien era ajena a toda la situación, pero la mujer no pareció inmutarse.
—Si eres el padre tienes razón, debes estar adentro apoyándola, vamos—Le dijo sin mucho problema, pero nuevamente Agustín impidió la entrada.
—No mereces estar ahí, tú eres la razón por la que esta familia está dividida—Se excusó, pero Bruno pudo escuchar los alaridos de dolor de su esposa.
—Si, es cierto, soy el culpable de todo este caos, pero quieras o no, Mirabel es mi esposa y el que está a punto de nacer es mi hijo, ¡y sobre la familia que creamos no tienes ningún derecho! —Gritó, pero de inmediato fue recibido con un golpe del contrario justo en el ojo, desorientándolo un poco.
—¡Ya basta! —Una corriente de aire separó a la familia de Bruno, quien fue ayudado a levantarse por su propio hijo quien ya tenía lágrimas en los ojos.
—¡Ustedes no son familia! —Gritó a todos los presentes—mi familia no le haría daño a mi papá ni a mi mamá, porque si eso es lo que hace la familia entonces para mí son todos desconocidos—Todos los presentes estaban callados, habían ignorado totalmente la presencia del niño en tal escena.
—Por Dios no hay tiempo para esto—Les recordó la partera—Isabela, Bruno, métanse al cuarto ahora mismo—Ambos hicieron caso y entraron al lugar donde todos pudieron ver a Mirabel sudando con las piernas abiertas. Pero que, al ver a su esposo a su lado, sonrió.
—Ya estoy aquí, tranquila, todo saldrá bien—Le decía el con cariño quitando el sudor de su frente.
—Solo espero que con este niño no te vayas a desmayar—Bromeó un poco a lo que Bruno besó suavemente su mejilla.
—Haré mi mayor intento—Respondió, notando como la mirada de la mujer se hacía más preocupada al notar la sangre en su ojo.
¿Qué te pasó en el rostro? ¿Estas bien? —Preguntó ahora más preocupada que su propio dolor.
—Ya hablaremos de eso, por ahora solo concéntrate en nuestro bebé—Intentó calmarla mientras tomaba su mano con fuerza.
Isabela junto con todos los que acababan de ver la escena no supieron que pensar al respecto, era imposible negar que se amaban el uno al otro, que se apoyaban y que iban a estar juntos en las buenas y en las malas, pero para ellos seguía siendo difícil de procesar.
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De vuelta al árbol | Segunda parte MiraBruno
FanfictionCinco años después de huir, Bruno y Mirabel se ven obligados a volver a Encanto para hacer las paces con su familia, incluso aunque el proceso resulte sumamente doloroso con su hijo en medio.