Capítulo 04: Desierto. Parte I.

47 21 4
                                    

"Poco a poco avanzamos y el camino está en nuestra contra"

Michael formó una algarabía al ver al gran gusano caer muerto.

— Le dimos a la bestia —reía feliz Michael—. ¿Qué les pareció ese disparo?

— Increíble, para ser tú —responde una chica rubia, que se encontraba sentada justo en frente de Deriang y Holly.

— Oh, por favor —resopló Michael—. La envidia no va contigo, Alexia.

— Quisieras que eso fuera así —aclaro Alexia, con una mirada seria.

— Vamos, Michael, deja al tigre en paz, que puedes salir herido — comentó Sanders.

Michael solo rezongó.

— No es momento de festejos, aún tenemos que alejarnos —corto el Jefe — Sanders marca distancia.

— ¡Sí, señor!

Del bolsillo de su pantalón camuflado, el Jefe sacó un comunicador: — Todos de vuelta a la base. Repito. Devuelta a la base —dijo frunciendo el ceño.

Deriang tomó el atrevimiento de mirar por la ventana, vio cómo los otros dos camiones también habían logrado derrumbar unos gusanos. Los gigantescos gusanos comenzaron a devorar a los que habían caído. Deriang jadeó horrorizada por la vista poco placentera.

— Bizarro, no lo crees —habló el Jefe sin mucha emoción.

— ¿Qué son esas cosas? —preguntó Holly.

— Les llamamos Rastreadores —respondió Michael mientras prendía un cigarro.

— Son cazadores natos, si no nos movemos rápido nos van a encontrar —dijo esta vez Alexia con severidad.

Deriang volvió a mirar por la ventana, viendo cómo se alejaban cada vez más de la horda de los rastreadores.

Se alejaron lo suficiente para que los rastreadores no los persiguieran; pasaron unos minutos y todo estaba en silencio. Deriang observa a las personas dentro del camión con poca confianza. Pudieron haber sido sus salvadores, pero eso no quiere decir que no les harían nada a Holly y a ella.

Puso su vista en Holly y vio que esta sostenía una mirada seria. Siguió los ojos de la pelirroja para ver qué era lo que veía. Alexia las observaba de manera odiosa, aquella chica rubia de cara, de pocos amigos, haciendo girar una navaja entre sus dedos. Alexia, sin duda, era la clase de persona que no te gustaría llevarla al borde.

El jefe hizo un sonido con la garganta llamando la atención de los presentes — Seguro que deben tener un montón de dudas, intentaré aclarar lo necesario — Hizo una pausa —. Mi nombre es Garred, soy el líder de este grupo, para ser exactos de la resistencia completa, claro, si se puede llamar así. — Dijo encogiendo sus hombros, algo que se veía muy gracioso para un hombre de una gran contextura. — Ellos son parte de mi equipo —señaló a los presentes.

Michael se dejó caer al lado de Deriang pasando su brazo por encima de su hombro — Déjenme hacer la presentación formal. Yo soy Michael, lo más genial que tiene este grupo.

Deriang quitó el brazo de Michael de sus hombros, a la chica le desagradó la confianza con que Michael la trataba.

— En tus sueños — chistó Sanders.

— Envidioso —atacó Michael—. El mal conductor es Sanders; le duele ver la felicidad ajena. Michael golpeó levemente la parte de atrás de la cabeza de Sanders.

— ¡Púdrete, Michael!

— Cómo les decía — prosigue Michael, ignorando por completo a Sanders — La chica peligrosa de la esquina es Alexia, no sé dejen engañar por las apariencias, es todo un amor — Termino de decir Michael, justo en ese momento Alexia lanzó el cuchillo con el que jugaba a su dirección, clavándose cerca de su rostro — ¡Ven! Un amor.

Darren: Entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora