Un mestizo entre humano y vampiro, criado por estos últimos, no recuerda nada de su pasado, más allá de cuando su maestro lo llevo consigo a una gran mansión donde sería cuidado. Su inteligencia a veces llega a ser aterradora. Su niñez en esa mansió...
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El Bal Masque era icónico, todos los presentes vestían elegantes y extravagantes atuendos, además de todas las atracciones que había como por ejemplo payasos. La música resonaba por todo el lugar, y las personas bailaban entre si, destacando el grupo de los cuatro chicos.
Dominique bailaba con Noe, está agradecía que aún supiera bailar después de haber pasado tiempo como un ermitaño, el como iban disfrazados les daba ese toque de glamour que llamaba la atención de varios.
Pero si duda, quienes se llevaban todas las miradas y suspiros, eran Belmont y Vanitas, quienes iban con trajes de Piratas, pero con una gama de colores distinta cada uno. El traje de Belmont resaltaba todo en el, su cuerpo, sus bellos ojos escarlata y su hermoso cabello rubio y brillante como el oro. Sin duda todos sentían envidia de aquel ser más bajo en estatura que tenía la oportunidad de estar bailando con el vampiro más codiciado por todos.
Vanitas: todos nos están mirando—dijo este
—es algo inevitable, teniendo en cuenta que toda esta gente de aquí me considera solo un codiciado premio—hablo soltando la cintura de este dando una pequeña vuelta para volverlo a atrapar en sus brazos
Vanitas: solo un codiciado premio...?—esas palabras resonaron en su cabeza
—¿Sucede algo, Vanitas?—le pregunto
Vanitas: no es nada, abrázame—dijo de repente
—¿Para que?—lo miro a los ojos y vio lo que estaba tramando
—oh~ ya veo, quieres poner celosos a todos, ¿No es así?—pregunto sonriendo
Vanitas: estoy en el lugar del sueño de todos aquí, solo quiero aprovecharme del momento—tomo del cuello de su camisa al chico y lo atrajo más hacia el
Estaban rozando narices literalmente, y ambos sonreían de una manera muy coqueta. Belmont acercaba al chico pasando sus manos por su cintura, haciendo suspirar a todos.
