Historia, receso, física, arte, receso, ciencia, colación, un día bastante aburrido para la mayoría y yo, soy parte de la mayoría. No dejo de pensar lo que pasó con Phill, no sé si está mal del todo, no hay relación sanguínea, pero nuestros padres se van a casar, ¿no es esa una razón suficiente?, sin embargo, por otro lado están, aunque no sea lo suficientemente valiente para admitirlo, esos ojos pardos y experimentados, con unos años más que yo encima, llaman bastante mi atención, esa mirada con reproche cada vez que estoy acompañada... Me gusta...
Caminé a mi casillero a buscar mi libro de historia.
-Señorita Amanda- La característica voz ronca vibró tras de mi, me detuve, di media vuelta sobre mis talones y miré sobre mis pestañas hacia arriba.
-Profesor- Saludé inclinando brevemente la cabeza.- ¿Necesita algo?
-Acompañeme al salón de profesores, por favor.
-Pero tengo historia, no entiendo nada y no quiero perder clases.- le reclamé, recordando también como me trató y como yo lo traté hace poco, mis labios formaron una línea recta, molesta.
-Es importante.
Realmente deseé preguntarle para quién era importante, pero me conformé con esperar a que se diera media vuelta y comenzara a caminar para seguirlo.
-Adelante.- Abrió la puerta de vidrio y me invitó a dar un paso delante para cruzar.
-Permiso.- Susurré entrando y caminando casi de puntillas para no provocar algún tipo de ruido, seis o siete personas se encontraban sentadas en distintos lugares, con algún libro y un lápiz o simplemente con una laptop revisando algún trabajo; Thompson estaba ahí, sentado frente a una pantalla, escribiendo, levantó la vista al sentir la puerta chocar cuando se cerró, vio a su amigo y sonrió, sin embargo notó mi presencia, su sonrisa se borró y miró a su compañero, bajé la mirada, tanto silencio me incomoda e intimida.
-Sígueme.- Ross hizo un gesto con la mano para que lo acompañara, entramos a una pequeña sala u oficina dentro del salón, se sentó en la silla que había tras de un escritorio, me pidió que hiciera lo mismo frente a él.
-Bien, ¿vas a seguir tomando reforzamiento?, antes que me respondas, te informo que de ahora en adelante serán los sábados aquí en el instituto, ya tengo nueve alumnos, incluyendo a tu amiga, aunque aún no lo confirmo con ella...
-¿Liliana?.- levanto una ceja.- ¿En serio?
-Si, en realidad le va bastante bien, no es necesario que asista, es por eso que tengo que hablar con ella, le dije que habría reforzamiento en el instituto los sábados, pero no le pregunté si vendría.- El timbre de ingreso a clases se escuchó y lo miré preocupada, negó con la cabeza en señal de que no me alertara por eso.
-Oh, mh, creo que lo más probable es que venga.- volví al tema.
-¿No había dicho antes que no podía los días sábados?
- Creo que eso dijo, no lo sé, no es mi problema.
- Disculpa, tienes razón, la pregunta aquí es si vas o no a tomar el reforzamiento.
-Si, no pierdo nada, a excepción de un poco de dignidad.- dije borrando todo tipo de buen humor de mi rostro, si es que se pudo haber reflejado en algún momento.
-Realmente lamento lo que sucedió, no suelo ser así con la gente y jamás había tratado así a un alumno.- tomé mis cosas, que había dejado antes a mi lado en el suelo, me levanté del asiento, el tema me llegó como una nube tóxica directo a los pulmones.
-Iré.- Le dije antes de salir de la oficina y luego del salón con el ceño fruncido, recibiendo tres o cuatro miradas extrañadas.
Pasé a mi casillero, saqué los libros, el pasillo estaba casi vacío a excepción de un grupo de chicos unos años menor que yo, caminé a la sala de clases, cuando llegué la puerta estaba abierta, pero la profesora estaba dando sus clases con un mapa que tenía pegado al pizarrón.
-¿Puedo entrar?- Interrumpí.
-¿Dónde estaba?
-Uno de los profesores me llamó.
-¿Dónde estaba?- Volvió a preguntar, ¡genial!, se molestó conmigo.
-En el salón de profesores...
-¿Con quién?
-Con un profesor.- Sus cejas se hicieron una y su mirada se llenó de ira, creyó que me estaba burlando de ella.- Mis compañeros de clase empezaron a prestarle más atención a nuestra conversación.- ¿Puedo pasar ya?.- pregunté cansada, sólo quiero sentarme y relajarme un poco.
-¿Cree que puede burlarse de mi Amanda?
-No me estoy burlando, sólo quiero entrar y ya.- siempre me pareció simpática esta profesora, Anne, pero en este instante mis ganas de empujarla por alguna escalera no se detienen.
-Pues se va a quedar afuera toda la clase, llega tarde y por encima me falta el respeto, ¡Se queda de pie aquí junto!.- Grita segundos antes de cerrar la puerta frente a mis narices, escucho murmullos desde dentro del salón, suspiro, me paro al lado de la puerta y caigo sentada en el suelo, tengo que esperar más de una hora a que termine la materia.
La campana anunció el final de una de las horas escolares, aún faltaba otra hora para el descanso y aún estoy sentada en el piso, no siento las piernas y el aburrimiento es dueño de mi estado de ánimo, creo que la profesora se olvidó que estoy aquí afuera.
-Watson.- Miré de inmediato hacia arriba, Ross estaba mirándome con una ceja alzada y media sonrisa un tanto burlona, rodé los ojos.- ¿Qué pasó?
-¿Qué cree que pasó?- Pareció pensarlo un momento, pero preferí hablar primero.- Resulta que llegué tarde, no se por qué.- Ironicé.- Y la simpática, cariñosa y comprensiva maestra, andaba justo hoy con un humor de... Malo.- Me auto corregí.- Y no me dejó entrar a su clase, llevo casi una hora aquí sentada.
-Sólo tenías que decirle que estabas hablando conmigo.
-Le dije que estaba hablando con un profesor...- Rió un poco y golpeó la puerta de mi sala, unos segundos más tarde se abrió y salió Anne, normal, no seria, sin sonrisa, vio que estaba Louis y se disculpó con el curso antes de salir y ver que quería.
-Necesito a la señorita Johnson.
-¿A Liliana?
-Si, a ella.
-Okey.- Entró y luego salió con Lily, ésta última me miró y soltó una risa inaudible, yo la miré burlona y apunté al Louis con la cabeza, un pequeño suspiro se le escapó e intentó disimularlo tosiendo un poco.
-Anne, Amanda estaba conmigo, deja que entre, yo la hice retrasarse.
-Me faltó el respeto, intentó burlarse de mi, es por eso que no la dejé pasar.- Ross me miró incrédulo, sólo levanté los hombros en señal de confusión y tomé mi teléfono para tener algo que hacer.
-Discúlpala, ¿ha estado aquí afuera toda la hora?
-Si... Y no la voy a dejar entrar, es más, voy a ponerle una falta en su cuaderno de vida.- Pronunció antes de cerrar la puerta y entrar.
-¡Genial!, ¿Qué podría salir mejor?- Louis y Lily me miraron para luego caminar unos metros apartados de mi y hablar tranquilamente, pero se podía escuchar perfecto lo que decían.
-¿Para que me llamó?- Le preguntó mi amiga.
-Las clases de matemáticas, ahora son reforzamiento y son los Sábados aquí en el instituto,ya te lo había mencionado, me pregunto si vas a asistir...
-¡Claro!- Giró la vista en mi dirección, levemente confundida, negué con la cabeza, dándole a entender que no sabía nada.
-Pero tienes buenas notas en la materia y en el reforzamiento se repasa y se explica, no lo necesitas, te va muy bien, ¿estás segura de que quieres ir?
-Si... De todas maneras no tengo nada mejor que hacer...
-Si mal no recuerdo, hace un tiempo me dijiste que tenías los Sábados ocupados.- Sus ojos se abrieron, su rostro reflejaba claramente que su cerebro estaba trabajando a mil por hora, intentando recordar el momento mencionado, otra vez me observó por unos segundos, alertada, fácilmente pude notar como me preguntaba sin hablar, si lo que decía Ross realmente pasó, ésta vez levanté las manos abiertas sin saber que decirle, Lily estaba en un aprieto.
ESTÁS LEYENDO
Amor Al Cuadrado
Teen FictionPara Amy, las matemáticas no sólo sirven con números. Ya no es simplemente sumar o restar, multiplicar o dividir, ahora profundizaron es su vida, de una manera... Peculiar...