Una vieja amistad

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La fundación de la ciudad de Revenge Town había tenido lugar en tiempos de los primeros colonos de América. Varias criaturas sobrenaturales que llegaron del viejo continente vieron en el nuevo un lugar en el que seguir con sus vivas, posiblemente, lejos de los humanos. En un inicio, fue un refugio aislado y apartado de los humanos, pero esa idea se esfumó en cuanto un grupo de humanos quiso entrar en la ciudad acusándoles de ser lo que eran. En un intento de adaptación entre los dos lados, los fundadores de la ciudad decidieron permitir la entrada y convivencia de los humanos junto con las criaturas sobrenaturales debido a la idea de algunos fundadores menos radicales, pero para ello tuvieron que renunciar a esa libertad que tuvieron en un inicio. Muchos ocultaron su verdadera naturaleza, otros se marcharon y otros simplemente se negaron a seguir con esa idea e intentaron rebelarse y expulsar a los humanos, en casos antihumanos más radicales, buscaban la muerte de estos. Astaroth conocía bien la historia de la ciudad, a fin de cuentas, él había estado allí como uno de sus fundadores.

Pero no siempre había vivido en la ciudad, sino que había estado viviendo en diferentes lugares. Al parecer, ese recurso era muy utilizado por otros demonios y criaturas similares, para evitar que los humanos se extrañasen al ver que no envejecían. Su regreso a la ciudad se debía a su amiga Boram. La gumiho quería iniciar una nueva vida en el mundo humano y le había pedido su ayuda. Sin embargo, él siempre buscó algo más que la simple amistad con ella.

Su lobo aulló para avisarle de que alguien estaba merodeando por los alrededores de la casa. Vivía en una casa moderna que ocupaba el mismo lugar que la que había sido su antigua casa. En origen, había estado algo alejada de la ciudad, pero Revenge Town había crecido hasta hacerla quedar en las afueras. El demonio se acercó a su amigo canino quien siempre le había acompañado durante miles y miles de años. Su edad exacta era desconocida, incluso por la gran mayoría de demonios, sólo Belcebú y Lucifer la conocían por ser sus hermanos. Muchas veces tenía la tentación de modificar el destino de Boram para poder tenerla entre sus brazos y en su cama, puesto que esa era su habilidad especial: conocer y manipular el destino de los humanos y seres sobrenaturales.

-Nadie va a entrar en mi casa así por las buenas, ni siquiera por las malas -le dijo al lobo, mientras se le formaba una sonrisa malévola -. Ni siquiera mis hermanos.

Alguien consiguió traspasar la verja exterior del terreno que cercaba la casa y finalmente entró en ella, parándose delante del demonio. Astaroth miró al demonio de menor jerarquía.

-Deja las cosas en su lugar y después márchate -le dijo, y su siervo desapareció en silencio, dejando un humo negro tras dejar las pertenencias de su amo en el interior de la casa.

El lobo se echó en el sofá. Sólo una persona como él tendría a su lado en el interior de una vivienda un lobo como mascota, aunque era algo más que eso, era su compañero de viajes. Se sentó en el sillón que había al lado del sofá para hacerle compañía. Sin levantarse, encendió la chimenea con su poder demoníaco para evitar levantarse y prender fuego.

En seguida se cansó de observar el movimiento del fuego y decidió que quería jugar un poco manipulando a los humanos. Escogió a uno, cuyo destino original era vivir todavía unos cuantos años más, e hizo que se suicidara. En cuanto terminó de controlarlo, no pudo evitar reír a carcajada limpia como si no hubiese un mañana. Disfrutaba viendo como los humanos sufrían por su culpa, por sus actos.

El largo viaje hasta aquí en avión había sido infernal. Esa era la palabra favorita del demonio, recordó Boram.

-¿Dónde está?-dijo la gumiho en voz alta enfada-Sin lugar a dudas, vive en un lugar bastante tranquilo, también tendría que construir mi casa en un lugar como este, aunque no tan alejado...

Unos ruidos interrumpen a la zorra de nueve colas. Se escuchan nos crujidos y pisas rápidas. Algo se abalanza ferozmente y con rapidez sobre el cuerpo del zorro. La gumiho observa a la criatura que está encima suyo. Era un lobo negro con carácter.

Revenge TownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora