Sofía se sentía bien, muy bien. Nada en toda esa rareza la incomodaba, a nada de todo eso le temía, al contrario, estaba feliz. Se sentía en un cuento. No se cuestionaba de donde saldría todo eso, solo estaba ahí y punto.
Quería que esa sensación le dure para siempre. Sentía una emoción que no la dejaba dejar de sonreír, esa cosita que nos da cuando nos vamos de vacaciones a un lugar que no conocemos y queremos recorrerlo ya mismo. Tocaba todo, las piedras, las plantas, la tierra. Tenía los sentidos conmocionados, revolucionados, alterados. No quería cerrar los ojos, a ver si todavía las cosas seguían cambiando.
Se mantuvo alerta, expectante, mirándolo todo, disfrutando de todo pero quieta como una estatua. Hasta que por fin se aventuro a recorrer cada rincón que pudo con minuciosa delicadeza .Miles de plantas y arbustos de todo tipo de verdes, por lo general todos bajitos, menos uno. Visualizo un árbol enorme. Tenía frutos, parecía un naranjo. No estaba tan lejos a simple vista. Se le hizo agua la boca. Quería un fruto, pero caminaba en dirección a él y nunca llegaba. Como si el árbol se alejara, pero solo el árbol, lo demás si lo iba dejando atrás. Extrañada con la experiencia prefirió dejar aquel misterio inconcluso. Tenía mucho que ver, mucho que hacer, mucho que disfrutar, y otro tanto que entender. Pero, ¿quería entender? No, no quería, no ahora, no esto.
-El que sabe menos, disfruta más - le escucho decir a una amiga de su mama un día, que paradójicamente, era profesora de historia. Le pareció genial, desde ese día la uso siempre que pudo, sobre todo cuando su mama la mandaba a hacer la tarea le contestaba:"el que sabe menos disfruta más".
Hasta el cansancio le explico Ana que no es así como se usaba la frase, pero no había caso, a Sofi le divertía hacerla enojar.
Quiso meter los pies en un arroyo chiquito, ahí se dio cuenta de que no tenía sus botas puestas. Al mirar sus pies, se recorrió el resto del cuerpo con la mirada. Tampoco tenía su ropa, tenía otra. Linda, muy linda, lindísima, la más linda que jamás hubiera elegido. De su color preferido, lila. Era un vestido finito, suelto, con flores. Estaba en patas y el pelo suelto, revuelto y con pequeñas trencitas. Se vio en el reflejo del agua y estaba como se imaginaba, estaba como se sentía, hermosa. Matías se enamoraría de ella si la viera así, pensó y se enrojeció imaginándolo.
El agua estaba congelada y transparente, parecía agua de deshielo. Saco los pies rápido.
En una roca había un sapo, con el asco que les tenía a los sapos... Pero este no era feo, ni era gelatinoso, ni verde, ni arrugado, nada que ver. Era perfecto como todo ese lugar. Se dio cuenta de la luz, había luz, mucha. Y se acordó del cielo, miro para arriba y lo vio. Tenía apenas unas nubes finitas y corridas como con el codo de un gigante o el soplido del lobo feroz y de fondo un paño rosa que parecía de seda, mezclado con algo de rojo, amarillo y celeste. Como un atardecer de esos que se ven en la playa de Uruguay. Así, de esos que te dejan sin aliento. Enamorada de la vida.
Las dimensiones de aquel lugar no eran comparables con las del comedor, ni siquiera con las del campo entero. Parecía eterno e infinito, no tenía principio ni fin. Quizá podría recorrerlo durante días enteros y no llegaría nunca a ningún lugar. Así le pareció, asique ni lo intento y se quedo donde estaba. Para que mas, ya era suficiente lo que había podido ver. Se sentó con piernas cruzadas como indio en el pasto, envolvió sus pies fríos con su vestido, cerró los ojos, se puso derechita e inspiro profundo por la nariz y exhalo lento y suave por la boca. Otra vez se acordó de la profesora de yoga de su mama, estaría chocha si la viera. Como se llamaba, Clara? No sé, quería atesorar el momento, eternizarlo en su memoria y recurrir a él recordándolo cuando este aburrida de tanta tarea o de ver la tele.
Los sonidos se hacían cada vez más lejanos, sintió un poquitín de frio y se tapo con una hoja gigante que encontró a su lado....Que grande que es y suave...
Su respiración era rítmica, sus músculos se relajaban, y sintió que flotaba.
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Abuela.
Teen FictionHistoria de amor del bueno, una abuela, unos nietos, un secreto. Magia, fantasía, ilusión y un legado.