Act 3/StanXeno, XenSen

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Act 3: Gaslighting.

Solo quería ser amado por ti.

¿Era tanto pedir? ser amado y comprendido en un mundo que no entiende mi visión, que me frena y me usa como un títere para las ambiciones de gente ajena a mi. Me había rendido esperando que mis colegas entendieran, que mis jefes intentarán ponerse en mis zapatos. Me bastaba con tenerte a ti, pero tal parece, que me he vuelto a equivocar.

El whisky barato siempre deja un sabor desagradable en la lengua, saborea la bebida en un largo sorbo para luego posar el vaso de cristal sobre la barra. Con un leve golpe y un gesto de su mano, el bartender entiende la señal y rellena el vaso. Lo toma entre sus dedos y lo mueve en forma oscilante, el hielo choca contra el cristal y el alcohol se asienta. Era el tercer trago de la noche y estaba considerando pedirle al amable bartender que dejara la botella a su lado, ya que no tenía planes de dejar de tomar en esos instantes.

Lo peor era no poder odiarlo, ¿Como odiar a alguien que conoces de hace tanto? El miedo era natural, era natural que quisiera no seguir con su relación ante el muy real temor de perderlo todo. Un militar con un excelente futuro, de los mejores francotirador de la época ¿que resultó ser homosexual? Y como cereza sobre el pastel, que su amante fuese Xeno Houston Wingfield, el único hijo de los magnates Wingfield que fue desheredado al salir del closet y hablar abiertamente de su sexualidad Qué escándalo, muy de mal gusto.

Era entendible que intentará escapar de esa relación. Pero lo que no era justificable, es que lo hiciera sentir como si estuviera perdiendo la cabeza.

Yo nunca te prometí nada.

Dijiste que hablarías con tu supervisor, que intentarías hacerle entrar en razón.

No es cierto.

¡Me lo prometiste!

¡Deja ya de molestarme! Entiende, todo esto fue un juego que llegó demasiado lejos.

¿Juego?
¿Acaso aquellos te amo eran palabras vacías? ¿Cómo se refugiaba en su cama cuando el mundo era ruidoso? Un juego nada más.

-—..Dijiste que me amabas. Y que ibas a intentar luchar por mi.

Jamás dije tal cosa. No pongas palabras en mi boca.

—No puse palabras en tu asquerosa boca—murmuró apenas colocando sus labios contra el vidrio del vaso, antes de dar un sorbo—, lo dijiste, lo recuerdo bien. Que ahora solo te importe poner en tu boca las tetas de Charlotte no es mi problema, pero recuerdo muy bien, Snyder—. Y duele, más de lo que mi orgullo está dispuesto a admitir—, brindo por ti, Snyder... por mi falta de estima por aún estar pensando en ti y por tu falta de coraje. El mundo se habría postrado a nuestros pies...

Una lágrima cae por su mejilla, chasquea la lengua y de un trago bebé todo el contenido del vaso una vez más.

—Que patético soy...

Pasa sus dedos rápidamente por sus mejillas borrando las lágrimas solitarias que bajaban por su rostro, se puso alerta al escuchar como alguien arrimaba la silla a su lado y se sentaba en esta. Miro de reojo, para encontrar a un joven de cabellera blanca y en punta, se notaba mucho más juntos que su persona. Tanto que dudaba de que tuviera la edad mínima para beber alcohol, pero había presentado su identificación al bartender y este parecía aceptarla sin problemas, ordena un simple martini sin hielo y al traerlo lo bebe de un solo tirón sin siquiera pestañear. Luego toma la pequeña aceituna del palillo para comerla.

—Normalmente se come primero la aceituna y luego se bebe el martini-, comentó al aire, sin realmente esperar respuesta de su nuevo acompañante.

—Me gusta comerla de último, que se impregne bien del alcohol... le da un sabor distinto.

Xeno apenas curvó una sonrisa, nuevamente hace un gesto al hombre que atendía la barra, golpeando el vaso contra la mesilla con suavidad y este sin titubeos le rellena el trago.

—¿Whisky seco?

—No hay mejor manera de tomarlo—, afirmó con calma.

—Hum, puede ser—, ese joven le imita de cierta forma y pide rellenar su copa de martini-. Es la primera vez que vengo a este bar. Bueno, es la primera vez que voy a un bar solo, siempre venía con mi pareja.

—¿Y por qué no está hoy contigo?

—Por qué se está revolcando con su secretaria.

—...Oh, yo-

—Nah, tranquilo, ya lo sospechaba desde hace meses. Aún así... Es duro, ¿Sabe?

—Si, lo sé, el mío luego de estar diez años conmigo, anunció ayer que se iba a casar con su sargento subordinada. Esa mujer de la cual no debía preocuparme por qué solo era una amiga.

-—Wow. Que mierda hombre.

—Lo sé.

—¿Lo peor del caso? Es que el pretende que nada paso en nuestra relación, que yo solo "mal interpetre sus intenciones"—Xeno bufo entre dientes, revuelve en su vaso de cristal su bebida, para que el whisky no obtuviera un sabor amargo-, claro, como me atrevo a decir en voz alta que el querido comandante Snyder es homosexual.

—Lo entiendo, lo entiendo—, aquel joven extiende su martini-brindemos pues, por amar a hombres que no están dispuestos a hacernos partes de sus vidas.

—Que miserable enunciado—, Xeno choca su vaso sin mucha fuerza, el cristal hace un pequeño sonido. Ambos se acaban lo que quedaba de sus tragos de un solo sorbo—me llamo Xeno Houston Wingfield, ¿un gusto conocerlo señor...?

—Ishigami Senku, pero no me llames señor Ishigami... Ese es mi padre—, aquel joven llamado Senku echa la cabeza a un lado, acercando un poco su rostro a ese hombre. Casi rozando sus narices, una sonrisa larga y cargada de malicia se curva en sus labios—¿No quieres descargar tensiones, señor Wingfield? Por qué yo si, y usted es el único hombre en este bar al cual considero lo suficientemente interesante y sexy como para dejarlo follar mi trasero.

—Que poco elegante...—Murmuro apenas, pero no iba a mentir, la propuesta era tentadora. Ese chico ostentaba unos hermosos ojos rojizos que le parecían más que interesantes. Labios suaves a la vista, una piel tersa. No sabía quién era la ex pareja de ese muchacho, pero era un idiota importante por haber dejado a semajante lindura. Su celular vibra, aparta el rostro para revisar... era un mensaje de Stanley-, pues, joven Ishigami...—Frunce ligeramente el ceño al leer ese nombre que por los momentos despreciaba—¿Gusta ir a un lugar mucho más cómodo que este?

Apaga su celular.
Esa noche iba a divertirse.

—Me estoy quedando en el hotel que está a una cuadra de aquí.

—Conveniente.

—Soy práctico.

—Y eso me gusta.

Se levantó de su asiento, doblo contra su brazo su abrigo negro y extendió la mano a Senku. Este la tomo sin duda para caminar a su lado hacia la salida ¿Era imprudente acostarse con un desconocido? Por supuesto. ¿Le importaba? Absolutamente no, por una noche no deseaba pensar en nada. Quería follar y olvidarse un momento que estaba siendo miserable. Tuvo la suerte de haber encontrado a un hombre con los mismos pensamientos...

Era una noche preciosa en New York...

¿Para que desperdiciarla pensando en alguien que no lo merecía?

Angstruary 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora