Seré la Matriarca en Esta Vida | Novela

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— ¡Pfftt!

Se escuchó una risa desvergonzada.

Era el hijo de Viese, Bellesac, quien me había llamado.

Un niño de cabello castaño y ojos de igual color, que no se parecía en nada a su madre, Seral, y en cambio, solo parecía una réplica de Viese. Ese rostro de aspecto gruñón tenía muchos defectos, pero incluso entonces en el futuro, las mujeres se acercarían a él debido a su condición de hijo mayor del próximo Patriarca de la familia Lombardi.

—¡Jajaja!

Pero lo que estaba frente a mí en este momento era solo alguien pequeño que supongo que debe tener alrededor de diez años.

Él era alguien que se dedicaba a todo tipo de cosas desagradables, así que yo era quien tenía que limpiar y lidiar con su desastre. Era alguien que me hacía temblar cada vez que veía su rostro, pero cuando era niño, era bastante lindo.

— ¡¿Te ​​estás riendo de mi?!

Sin embargo, ese temperamento no era lindo en absoluto.

Aún así, estaba a punto de disculparme porque pensé que terminaría sintiéndome mal más tarde.

— ¡Esta sucia mestiza se atreve a reírse de alguien!

Pero las palabras ofensivas seguían saliendo de su boca.

— ¿Mestiza?

Poco a poco, comencé a recordar.

Mis primos, incluido Bellesac, me habían maldecido hasta la muerte solo porque mi madre había sido una plebeya.

— Hermano, creo que esa mestiza debe estar molesta ahora mismo.

Cuando volví la cabeza hacia la voz que acababa de llegar al aire, pude ver al primer hijo de mi segundo tío, Astalliu, de pie junto a él.

Si Bellesac me había vuelto loco debido a su vida privada desordenada e incidentes violentos, entonces Astalliu me había preocupado al volverse adicto al juego. Se había convertido en un buen objetivo para los demás jugadores porque era un idiota poderoso y sin cerebro, cuyos pensamientos más íntimos serían visibles para todos.

Finalmente, el abuelo casi lo echó y fue antes de ingresar a la facción de los caballeros de Lombardi en sus últimos años, había varios edificios que Astalliu ya había vendido debido a las deudas de los juegos.

Así es, estos dos siempre se mantendrían unidos y me molestaban.

— ¿Qué harías si estuviera enojada?

— ¿Vas a llorar de nuevo y mear?

En ese momento, tenía mucho miedo de estos dos.

Incluso si fue solo una broma de un niño, la intimidación por parte de ellos había sido muy cruel.

Era demasiado joven e impotente para lidiar con su pura malicia hacia mí porque, como dice el refrán, los niños son más crueles de lo que parecen.

Entonces, anteriormente, cada vez que me encontraba con estos dos, ni siquiera podía huir y solo temblaba, de modo que todo terminaba rápidamente.

A veces, solo terminaba con burlas y algunos insultos, pero los días en que Bellesac no estaba de buen humor, terminaba lastimándome.

Cuando mi padre mostraba enojo debido a eso, Viese y Laurel a menudo lo reprendían y decían 'así es como crecen los niños pequeños, pero lo hacen de broma'.

Suspiro.

Pero reprimí mi ira. Entonces pregunté algo.

— Bellesac, ¿cuántos años tengo ahora?