Cinco Semanas III. "Yo no hice nada".

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James.

– Recuerdo la primera vez que entramos ahí, ya sabes cómo. – le dijo a Remus que leía un pergamino.

– Suerte la tuya. – respondió Remus medio divertido. – Que irresponsables.

– Nadie lo sabe. – dijo muy seguro.

Caminaban por el borde de los jardines donde sobre la pequeña colina ya se asomaba el bosque prohibido y la cabaña de Hagrid, los días anteriores habían sido de grandes nevadas pero ese día ya habían parado y habían dado la oportunidad a los alumnos de disfrutar la nieve antes de la pausa por Navidad.

Le habría gustado tener una pelea de bolas de nieve con Remus, en si le habría gustado tener una pelea de bolas de nieve con sus amigos, pero ya no había mucho de lo que habían sido sus amigos por qué Sirius aún estaba inmensamente ofendido con el, Peter lo había seguido, y en ese momento Remus lucía muy cansado como para forzarlo a lanzarle bolas de nieve.

Envidiaba al grupo de niños de primer grado que vio al pasar, sobre todo por qué era un grupo variado de amigos, niños de primero de todas las casas de Hogwarts. Su yo del pasado lo habría creído imposible, incluso algo inaceptable, incluso alentando a los niños a la separación y hostilidad y su yo de ese tiempo habría deseado poder llevarse bien con todos, que no fuera por el eso de poder convivir con los demás.

– Creo que debería llevarte junto a una chimenea. – dijo a Remus que negó con la cabeza y se guardo el pergamino.

– Me va bien practicar. – dijo Remus mirando con una pequeña sonrisa al cielo.

– Sabes ya deberías contarme. – dijo de mal humor. Remus se agacho y antes de que se diera cuenta debido a que se sentía ofendido ya tenía nieve en su cabeza.

– ¡Hey!. – dijo, Remus corría mientras se reía. – ¡Ya verás Lunático!.

Había sentido esa felicidad que le llenaba el pecho a pesar de que estaba tan empapado que seguramente se enfermaría si no se cambiaba de ropa rápido. Nunca olvidaría las risas de Remus, y las suyas, terminaron rodando por la pequeña colina, y más haya de otra cosa terminaron riendo.

– ¡Hey!. – escucharon mientras se reían la voz del guarda bosques. – ¿Están bien?.

– Si... – respondió aún desde el piso y sin poder dejar de reírse después de mirar a Remus un momento que se reía con el.

– Entren. – les dijo Hagrid, tiro del cuello de la túnica de ambos y los puso de pie.

Fue cuando cayeron en la cuenta de quiénes los miraban desde la puerta de la cabaña de Hagrid. Pero más haya de que se le fueran las ganas de reír se sintió más feliz. Aún no sabía si podía considerar a Lena Hosterman su amiga, Ross definitivamente no era su amigo, y el no deseaba precisamente ser el amigo de Regulus, pero fue divertido ver sus caras, debían creer que estaban locos. Fue cuando vio al avergonzado Remus y volvió a reír.

– La nieve nos amortiguó. – dijo a Hagrid que negaba con la cabeza, aunque el noto que ya empezaba a sonreír.

– Pero fue una gran caída. – dijo Lena con genuina preocupación. Tenía puesto un lindo gorro que cubría su cabello rubio, se veía diferente, más segura, sin duda le había echo falta su amigo, se negaba a aceptar otra cosa.

– Hay que lanzarnos. – dijo Ross a Regulus que lo miro con el ceño marcado y negó con la cabeza.
– Hay que lanzar a Timothy cuando venga.

– Ebrio se va lanzar por su propia voluntad. – dijo Regulus con voz sería.

Voz que nadie creía que fuera una voz de hacer una broma, pero Ross se rió. Cosas de conocer el humor de tus amigos verdaderamente, supuso, Regulus lo había mirado con desinterés cuando Hagrid les grito, a diferencia de Lena que parecía preocupada y Ross que parecía divertido, había dejado de prestarles atención una vez que estuvieron dentro de la cabaña y que Hagrid comprobó que estaban bien. ¿Se habría preocupado por el?. Se negó a aceptar que la única mirada que le dedico fuese tan parecida a la de su padre, aquella que ofendió tanto a su papá, Regulus no podía pensar eso de el.

La razón de vivir. || Regulus Black ||.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora