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Se oía el bello cantar de las aves que resonaba por todo el jardín lleno de hermosas rosas rojas que florecían junto a la llegada de la primavera. El ambiente era verde y relajante, las plantas lo llenaban de vida y cada una decía que luego de las temporadas difíciles y marchitas siempre llegaba el día en que  la belleza llegaba con aún más fuerza; y era así, él siempre buscaba el significado de hasta la más mínima cosa, porque creía que cada creación tenía su razón de ser y tratar de entender cada una de ellas lo hacía sentir lleno.

El era feliz con eso, con el simple hecho de vivir y comprender que era lo que hacía feliz a cada persona, para luego, cuando llegara el día en que sintieran que su mundo se venía abajo, él podría sacarles una sonrisa, él era feliz haciendo feliz a los demás. La gente lo asociaba con el sol, decían que brillaba aún más que el amanecer, y que irradiaba calma y alegría, decían que a cualquier lugar donde iba destacaba inconscientemente, y sobre todo que era la felicidad de todo el reino.

Él era hermoso.

Sus finas hebras del mismo color del oro se extendían hasta su cintura, larga cabellera que ataba en una perfecta trenza haciéndolo ver aún más delicado y bello. Tenía unos lindos ojos ámbar los cuales reflejaban la inocencia de su alma, mirada brillante, llena de sueños y amor. Su piel nivea semejante a la porcelana, tan suave y cálido.

Sin duda, Aether, era un chico muy hermoso.

Aether, príncipe del reino del amanecer y único heredero, podría llegar a ser el ser más amado de todo el reino por su corazón tan bondadoso que siempre va en busca de la felicidad ajena. Digno príncipe, tan digno que habían rumores de que se trataba de la misma reencarnación del sol pero eso nadie lo sabía a ciencia cierta así que solo era eso, un rumor sin fundamentos.

El rubio dirijía los trazos del lápiz sobre su cuaderno, dibujando con precisión, concentrado en las rosas rojas que tanto le gustaban y plasmando consigo el sentimiento de alegría en esos momentos, recuerda muy bien el significado de aquellas rosas pues su madre solía hablar mucho de ellas, y dentro de sí esperaba encontrar a alguien quien le otorgue aquel significado, que por el momento no era posible, no cuando las responsabilidades caían abruptamente sobre él al ser el único heredero al trono.

—Joven Aether, le traje su juego de acuarelas, su alteza, el Señor Zhongli me dijo que eran estas de su agrado, ¿Estoy en lo correcto?

Desvió su atención de sus bocetos para luego observar al dueño de aquella voz, sonrío al ver de quién se trataba, el dueño de esa cabellera castaña, quien siempre le sacaba una sonrisa con todas sus ocurrencias, podía tratarse de alguien mayor que él, pero sin embargo, el que parecía más maduro era el príncipe mientras que el muchacho de ojos azules podía ser descrito como un niño dentro del cuerpo de un adulto.

—Pero Señor Tartaglia. —se levantó del manto que habían extendido sobre el césped exclusivamente para que pudiese dibujar. —Le dije que no eran necesarias esas formalidades, yo lo quiero como si fuese mi hermano mayor, lo conozco desde que tengo 10 años, ¿No es suficiente para tomar confianza?

El castaño negó con la cabeza y luego dejó las acuarelas que llevaba consigo sobre la pequeña mesita portátil, para aproximarse al rubio y desordenarle los cabellos como si de un perrito se tratase mientras soltaba una pequeña risa.

—¿Confianza dices? —preguntó. — ¡Pero si el pequeño Aether me dice señor! ¡No soy un señor, no soy viejo! El viejo es tu padre, míralo, le van a salir canas ya, yo a penas tengo 25 años, estoy en la flor de mi juventud. Hablando de tu padre, no te preocupes, si le duele la columna yo lo pasaré en silla de ruedas, dios que buen asistente soy.

—Tartaglia ¿Qué cosas dices? —no pudo reprimir las carcajadas y empezó a reír tanto que su estómago empezaba a doler.

El de ojos azules suspiró al verlo mientras una sonrisa se dibujaba en sus labios, verlo reír lo hacía sentir vivo otra vez y era justo en esos momentos dónde afirmaba que había tomado la mejor decisión de todas, quedarse a servir en el castillo, dónde el amanecer brillaba más que nunca, se sentía agradecido de tener a esas dos personas tan maravillosas a su lado, y aunque Aether no lo sabía, para Tartaglia, Zhongli y él eran lo más importante que tenía.

Moonlight [ Xiaother ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora