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______Actual.______

El jovial emperador de ahora 16 años, admiró con sus brillantes orbes como gemas color cerúleo a la dama de cabello castaño claro que dormía profundamente en aquella gran cama.

Estaba cuidando de su sueño, como ella lo hizo con él en esos 2 meses luego del nacimiento de aquel ser imperial.

Los sirvientes murmuraban sobre el acercamiento de ambos emperadores, pero no encontraban ninguna extraña razón para que su acercamiento no sea tan notorio y afectuoso.
Era normal ver a ese par juntos, desde que se conocieron siempre había un ambiente de comodidad y afecto a su alrededor.

Todos pensarían que su relación afectiva sería algo imposible gracias a que la dama era la antigua esposa del antiguo emperador, aquel que el actual emperador asesinó y tomó el trono en medio de una revolución.

Un matrimonio impensado e ilógico.

Pero ambos estaban juntos, permitiendo la entrada del otro a sus mundos, bajando sus barreras y buscando la presencia del otro.

Ocasionando que muchos susurros maliciosos se alzarán; la emperatriz había amado en verdad al antiguo emperador?, ella estuvo en complot con la muerte de aquel emperador desalmado?, era una mujer tan avariciosa como para estar con ambos hermanos y egoístamente quedarse con los dos?.

Varios susurros aparecían esperando encontrar una respuesta para la historia de aquellos dos hermanos imperiales y aquella princesa del único archiducado del imperio, pero jamás sabrían la verdad, solo aquellos jóvenes y sus más allegados podían saber la verdad de todo lo ocurrido en esos 3 largos años desde que la joven Mirelle Yedith pisó el Palacio Real.

Unos orbes esmeralda se divisaron en la oscuridad de aquella cama gracias a las cortinas que la rodeaban, pronto aquellas joyas lo miraron con sueño.

-Lau? -susurro refregando sus ojos para sentarse y mirar su vestimenta con curiosidad.

-usé mi magia para cambiarte -le susurró aún sentado en la cama viéndola apacible.

La peli marrón peinó sus hebras para darle una ligera sonrisa cansada que lo hizo apretar sus puños.

Él no era el único que estaba cargando tanto peso en sus hombros, aquella dama de 18 años también lo hacía. Tomar el cargo de emperatriz, hacerse cargo de las ceremonias de despedidas de aquellas nobles, asistir a las reuniones del consejo en su lugar, evitar las casi constantes insistencias del duque Alfierce para una audiencia, hacerse cargo de todo el Palacio Real y reformar el grupo de servidumbre que se encargaba de aquellos palacios para evitar nuevas traiciones como hace meses.

Juliette había decidido llevar todo el peso en sus hombros dejándolo descansar y sumirse en su tristeza, siempre apareciendo en las noches para tomar su mano y desaparecer las pesadillas.

Aún con todo ese labor siempre se notaba elegante, firme, amable y estricta, incluso en el festejo por su cumpleaños donde tuvo que asistir por ser el emperador y tolerar a esos molestos nobles que buscaban su favor o alguna debilidad.

Los más irritantes eran los que pertenecieron a la facción del antiguo emperador, quienes estaban bajo el ojo vigilante de ambos imperiales, sus caballeros y nobles más confiables.

-qué hora es -sin darle importancia a su camisón que dejó a la vista el nacimiento de sus prominentes senos por estar amamantando, se destapó para abrir las cortinas y levantarse de la cama.

-hace poco pasó el mediodía -el rubio también se levantó viendo que ella frunció el ceño no solo por los rayos del sol -necesitabas descansar.

Juliette suspiro sabiendo que tenía razón pero, no quería hacerlo, cada vez que descansaba los recuerdos volvían, la nostalgia, la melancolía, el dolor, la tristeza, la impotencia, el odio, la furia.

|||ᴇᴍᴘᴇʀᴀᴛʀɪᴢ ɢᴜᴇʀʀᴇʀᴀ.|||² ⁽ᴾᵃᵘˢᵃᵈᵃ⁾.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora