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Una vez recogido todo lo que necesitaba, me dispuse a irme de esa mansión, pero cuando Zenitsu comenzaba a meterse en esa mochila improvisada, me di cuenta que la idea de viajar de noche con él se tenía que descartar, pues viendolo con más atención, pude notar unos cuernos pequeños sobresaliendo de la parte alta de su frente, a pesar de ser pequeños, no sé podían camuflar, de todos modos, seguí con el plan, nos fuimos en dirección contraria al pueblo, sabía que si pasaba por esté, haría que mi dulce prometido perdiera la cordura por el hambre, a cada noche, acampabamos en cuevas para no llegar a lastimar a mi rubio por la mañana, aún cuando le comenté el cambio de planes, el no replicó nada, desde que enterramos a nuestros familiares, lo he notado decaído, aún con la situación, trato de bromear con el para distraerle, pero nada funciona, comienza a contagiarme esa tristeza, a pesar de haber olvidado pequeños detalles como se cocina, no olvidó nada más, eso era una victoria en esta situación.
El rubio al ver decaído a su pareja, a paso lento fue hacia el, pues notó sus ánimos bajos, cada vez hacia menos chistes, se perdía con más frecuencia en sus pensamientos y a pesar de sonreírle, se podía reflejar su amarga tristeza, sabía que era su culpa, ya no respondía igual que antes, ya no lo hacía  sentir feliz ni a gusto como cuando su querido albino frecuentaba esa casa de té, maldecía el día en que ese monstruo apareció en su vida, el día en que perdería mucho; su nueva familia, su hogar, pero sobretodas las cosas, maldecía a ese ser que le arrebató su humanidad, al estar frente a su amado, al ver que esté aún seguía con la cabeza gacha, se hizo más pequeño y se comenzó a colar sobre sus piernas que estaban cruzadas.
- Zenitsu ¿Qué- se vio interrumpido al ver la vista alzada hacia el, su rubio regreso a su tamaño normal y comenzó a frotar su cabeza bajo su cuello con cuidado, tal cual felino, le miró con unos ojos llenos de dulzura igual que antes, tomó sus mejillas, juntó sus frentes para después juntar sus narices al igual que su "bozal" con sus labios en un intento de beso, Tengen solo pudo abrir un poco más sus ojos y arquear las cejas por la sorpresa, mientras su demonio solo se dedicaba a está acción, sin tomar en cuenta nada a su alrededor, solo quería ese momento, lleno de amor, devoción y sinceridad, una vez separado del mayor, le miró con súplica para después abrazarlo sobre sus hombros, quedando su cabeza a su costado izquierdo, tras salir de su trance, envolvió al rubio por su cintura, agachando su cabeza para llorar desconsoladamente sobre su hombro, terminado de llorar, se separó de su pareja que le miraba atentamente con un brillo peculiar, le acarició la mejilla mirándole con la misma calidez que cuando era humano.
- Gracias Zen, te amo- acto seguido, tomó su mano y besó el interior de está, el contrario en respuesta, tomó la mano en su mejilla con fuerza y juntó nuevamente sus frentes, mientras sentía como se conectaban sus latidos.
Tras ese momento, Uzui recuperó gran parte de sus ánimos, volvía a bromear en su viaje, y Zen no respondía en esos momentos, pero crearon una extraña costumbre, cada noche, antes de dormir, Zenitsu le escribía todas sus respuestas a sus chistes del día en una sola hoja, ya fuera con otros chistes, o reclamos o incluso frases llenas de sarcasmo, para que al levantarse a la mañana, la leyera y retomará con un gran humor su viaje, llegaron a un pueblo donde el albino escuchó que vivía un viejo cazador de demonios, la gente lo decía con burla, pero nuestro querido shinobi, no lo haría.
El viejo se llamaba Jigoro Kuwuahima, le hablo a Uzui sobre los demonios y las respiraciones, tras algunas súplicas y olvidos de su orgullo, el anciano accedió a enseñarle la respiración del rayo, pensó que sería muy difícil para el muchacho desarrollarla, pero lo que no sabía era que su infierno fue casi toda su vida, el desayuno, comida, cena y siesta del albino, vio lo raro de su canasta, pero no dijo nada, Uzui era un hombre muy terco al igual que su maestro, a pesar de explicarle su respiración, a él joven no le importaba, prefirió crear un estilo adecuado para el, su maestro lo dejo ser, y así comenzó a entrenar mucho más,  a tal punto de llegar a comer y dormir hasta tarde, un día de esos, el viejo se adentro a su habitación y se atrevió a abrir la canasta, el pequeño que tenía un gran sentido auditivo nunca tuvo problemas para ocultarse cada noche, todas sin falta, se pasaba abrazado de su amada pareja mientras dormía, a cada mañana que su pareja se iba, el se ocultaba dentro de la canasta para no ser visto,  y cuando la habitación estaba sola y cerrada, se dedicaba entrenar lo que el anciano intento enseñarle al albino, no sería su carga, sino que se volvería su mano amiga, pero verlo ahí, mirándole, no pudo evitar poner una expresión llena de terror, al escuchar que se acercaba a la habitación, con gran velocidad, se ocultó igual que siempre, no entendía que había fallado, ahora, ¿ Le dejaría en paz...

O le asesinaría como buen cazador?

Continuará...

Perdón pero si alguien sabe cómo se escribe el nombre del abuelo de Zenitsu ¿Podría decirlo en los comentarios para corregirlo porfis?🙏
Gracias

Mi amado demonio uzuzenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora