3

1.6K 178 101
                                    

Solo le miraba con absoluto terror, el anciano no decía palabra alguna, solo se limitaba a observar, de pronto, el hombre comienza a extender, su mano hacia dentro, el demonio no pudo evitar, derramar lágrimas y agachar la cabeza en espera de lo peor, comenzó a temblar, paso por su tierna cabeza toda su vida, desde el momento en que se fue de su primer hogar, hasta el día en que Uzui le prometió casarse con él en cuanto volviera de su misión, fue cuando se comenzaba a plantear la idea de pelear, aún si no le podía ganar al ex-pilar, escaparía incluso cavando un hoyo bajo la casa de ser necesario, pero no se rendiría ante el destino, no cuando había alguien por quien pelear, cuando dejo de temblar se empezaba a posicionar para propinarle un golpe para alejar a ese individuo de la canasta, pero grande fue su sorpresa al sentir que le daban tiernas caricias en su coronilla, en ese momento, alzó lentamente la cabeza para encontrar la expresión más dulce y cálida que alguien le pudo haber brindado, era como ver a un hijo después de haber jugado a las escondidas.

-Pensé que podría ser una mascota lo que encontraría en la canasta, pero no me quejo, te ves diferente a los que he decapitado, me recuerdas a mi familia, tuve padres y hermanos, pero no fui bendecido para quedarme a vivir con ellos, tampoco era viable casarme- al relatarle eso al pequeño, no pudo evitar que las lágrimas corrieran por su rostro, algunas, cayendo sobre él

-En verdad, me traes hermosos recuerdos, pero- se vio interrumpido ya que el demonio se levanto y creció un poco para quedar a su altura y abrazarlo, el anciano se sorprendió, y poco a poco, correspondió al abrazo, un momento después le surgió la duda

-¿Puedes entenderme?- el contrario asintió-¿Cómo?

En eso, el rubio se separa para buscar una libreta que no había podido usar, para no levantar sospechas, Tengen ya no le contaba chistes, pero si le tenía otros detalles, entonces, así se comenzó a comunicar con el anciano, esté quedó impactado al leer su historia, y que además, el no consumía humanos, un rato conviviendo le ayudo mucho a esos dos para formar un lazo parecido a la familia, tras ese día, por petición de Zenitsu, comenzaron sus prácticas en secreto, mientras su albino no estaba, el rubio progresaba adecuadamente y con la instrucción del actual portador de la respiración del rayo, le fue mejor, además que se conocían poco a poco, así fue como Zenitsu se entero que Jigoro, el día en que Uzui le pidió por primera vez entrenarlo, el iba a cometer sepuku, para devolverle el honor a la técnica, su anterior discípulo cometió traición al cuerpo de cazadores y se convirtio en demonio por fuerza, eso lo dejó devastado

"Yo, no faltaré a su enseñanza, y cuando me vuelva a convertir en humano, si esto no ha terminado, me volveré un digno sucesor de su técnica"

Al leer eso, el anciano se sorprendió y acto seguido alzó la vista hacia el rubio, esté le miraba con gran determinación para agregar peso a su palabra, el anciano solo pudo sonreír en respuesta.
La selección final había llegado, ese día, Uzui se aseo y preparó para partir, con la promesa de volver, se marchó, solo pasaron unos minutos para que el anciano tomara la canasta y llevará al joven demonio al mismo lugar, la única diferencia es que lo puso de lado contrario de dónde se hallaba el albino, advirtiendo que solo lo podía acercar para que el cabara bajo los árboles de glicina, el taparía el hoyo por fuera para no correr riesgos con los demás demonios, así, con eso en mente, dió inicio la prueba.
Siete días después, fueron muy pocos los sobrevivientes, entre ellos, la querida pareja de enamorados, Zenitsu se vio en la necesidad de marcharse sin reunirse con los otros, Jigoro se quedó esperándolo en el mismo lugar donde lo dejo, el fue en persona por el metal de la espada de Zenitsu, sin que Uzui lo supiera.
Por petición del anciano, le pidió al gran patrón que les pidiera a los herreros que llevarán la espada de uno de sus discípulos, la llevarán a su nombre y con anticipación de las espadas del albino, el anciano se vio en la necesidad de explicar la situación de su discípulo, gracias al trabajo en el cuerpo de cazadores, se le concedió dicho favor, así, un día que Uzui fue a entrenar, llegó todo lo pedido por el, en ese tiempo, se dedicó a realizarle una nueva canasta recubierta y reforzada con la tela con la que hacen los trajes de cazadores de demonios, con la excusa que la otra se rompería en sus enfrentamientos.
Al inicio no estuvieron de acuerdo con las espadas y el nuevo estilo del albino, pero no dejó que eso opacar los buenos deseos a su persona, sin saber, que el anciano rezaría y velaria por los dos amantes.

Mi amado demonio uzuzenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora