Sakura y su pequeño hermano, Ashura Ōtsutsuki, son los únicos sobrevivientes del clan legendario, cuya historia y habilidades se mantuvieron ocultos durante siglos para evitar el terror del mundo Shinobi. Ahora, como habitantes rechazados de la alde...
Los siguientes personajes no me pertenecen. Son de su creador; Masashi Kishimoto.
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Era una hermosa mañana en la aldea de la hoja, todos los aldeanos se despertaban a iniciar con su día y sus labores, las aves cantaban y el aire era fresco.
En una parte algo apartada de la aldea, se encontraba una linda casa de dos pisos y color blanco, en ella; en la habitación principal de la planta alta se veía a una mota rosa durmiendo plácidamente en su cama, hasta que un sonido molesto interrumpió su sueño... El despertador.
— Mm —masculló la mota adormilada abriendo ligeramente uno de sus ojos, dejando ver el verde jade de este— ¡Ah ya cállate, estúpido despertador! —bramó con pesadez dejando caer su mano sobre el despertador, esto bastó para que el objeto se hiciera pedazos y dejara de sonar— Ahh —suspiró— Mucho mejor. —Murmuró tapándose más con sus cobijas, dispuesta a continuar con su siesta. De repente, se escucha como la puerta de su habitación es abierta, rápidas y pequeñas pisadas se acercan a su cama y se suben sobre esta.
— ¡Ne-chan! ¡Ne-chan! —Llamaba una tierna voz mientras la movía.
— No está... —Susurró acompañado de un bostezo. El pequeño sobre ella infló sus mejillas y le quitó las cobijas.
— ¡¡Vamos a llegar tarde, Ne-chan!! —Gritó, aturdiendo a la chica quien frunció su ceño ligeramente.
— Está bien, está bien. Pero no grites. —Murmuró frotándose un ojo mientras con el otro veía al chiquillo sobre su torso. Un pequeño albino, con ojos brillantes de color azul cielo y una tez tan blanca como la de su hermana.
— ¡Rápido, Sakura-ne-chan! —Precipitó bajando de ella y saliendo rápido de la habitación.
— Cuanta energía —observó con pereza levantándose de su cama.
Aunque la chica ahora identificada como Sakura, se quejara, la verdad es que tal vez estaba tan emocionada como su pequeño hermano, pues, si bien hoy parecía ser un día como cualquier otro para el pequeño, quien ya llevaba dos años en la academia, para ella no lo era, ya que el día de hoy se haría el examen final de último año y justo al día siguiente sabría quiénes serían sus compañeros de equipo y su Sensei, graduándose así de la academia después de seis largos años.
Después de un rato perdida en sus pensamientos, la joven de cabello rosa se acercó a su armario, tomó su toalla y entró al cuarto de baño a darse una rápida ducha. No tardó más de cinco minutos y salió a vestirse... ¿Qué cómo se viste? Tanto Sakura como su hermano, solo usan la vestimenta típica de su clan; una Yukata blanca con cuello alto y un cinturón negro atado a la cintura, unos protectores negros desde el codo hasta las muñecas, pantalón negro y sandalias ninjas del mismo color hasta un poco más abajo de la rodilla. Era una vestimenta con aspecto antiguo, pero que imponía respeto y aquellos dos pequeños vestían con orgullo.
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