Extra 1

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"La verdad"

Había pasado un mes desde que Jeongin, sin querer, se enteró de varios importantes secretos que Minho se llevó a la tumba, menos el de quién fue el culpable de su muerte.

A raíz de esto, tomó una decisión: iba a dejar que las cosas pasaran como tuviesen que pasar, no iba a alterar el rumbo de la vida. Si el suicidio de Minho fue toda una farsa, como dijo Christopher aquel día en los pasillos de la escuela, y sus amigos habían sido los responsables, Jeongin creía fielmente que llegaría el momento en el que la verdad saliera a la luz. Porque, aunque lo deseemos con todas nuestras fuerzas, no podemos tapar el sol con un dedo, mucho menos cuando es algo tan grave como un asesinato. Al final del día, no hay crimen perfecto.

El año escolar ya había acabado y sus vacaciones llegaron, así que por el momento se dedicaría a darle todo su amor y atención a su preciosa familia, los había dejado bastante de lado debido a que quiso jugar a ser un detective.

Jeongin frunció el ceño cuando la luz del sol le dio directamente en sus ojos, se removió buscando su comodidad para volver a dormir, pero no lo consiguió, así que solo se atinó a estirarse un poco y abrir los ojos para empezar un nuevo día.

Giró su rostro, buscando a la persona con la que despertaba todos los días pero no la encontró, en su lugar, había un cuerpecito tan pequeño y frágil que a veces Jeongin creía que podía romperse. Sonrió automáticamente, acercándose más con la intención de tomarlo en brazos y llenar su rostro de besos, pero decidió dejarlo dormir en paz, mejor se dedicó admirar sus facciones. Él definitivamente era un ángel y lo amaba con todo su corazón. Le gustaba que se pareciera físicamente a él, pero amaba que, con solo tres añitos de vida, su personalidad era idéntica a la de su otro papá, tan bueno, amable, lleno de cariño y amor. Su esposo y su hijo, los dos eran las luces de sus ojos, sus motores y razones de ser, no podía creer que había sido tan tonto como para descuidarlos de tal forma.

Si bien es cierto, el tema de Minho es delicado e importante, no le compete a él resolverlo.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la puerta de su habitación abriéndose, dejado ver al hombre que robaba sus suspiros desde hace varios años ya. Era gracioso porque llevaban casi trece años juntos, ocho de relación y cinco de casados, pero se sentía como si aún fuese aquel chiquillo de quince años que cayó por el bailarín de la escuela, todo enamorado y baboso. Amaba eso de su relación con Hwang Hyunjin, a pesar de los años y a pesar de los problemas, su amor seguía siendo siempre el mismo, ellos se elegían cada día, se apoyaban y se respetaban porque de eso se trata el amor.

-¿Cómo amaneció el mejor esposo del mundo?-le dijo Hyunjin con un tono meloso, Jeongin sonrió cuando vio que llevaba una bandeja con el desayuno.

-No sé, ¿cómo amaneciste, Jinnie?-el mencionado se sentó a su lado, tramitando de esconder una leve sonrisa.

-Yah, tonto, sabes que hablaba de ti.-el más alto dejó el desayuno a un lado y se acercó para besar la frente de su esposo y la de su pequeño que dormía tan plácidamente, sonriendo entre sueños.

-Pues, con esta principito y este hermoso rey, todas mis mañanas son las mejores, déjame decirte.-Jeongin tomó la mano de Hyunjin y le dio un leve apretón.

Se quedaron hablando de lo que podrían hacer ese día mientras tomaban desayuno, iban a aprovechar al máximo y completamente el precioso clima que hacía afuera, así que decidieron ir a la playa. En medio de su entretenida conversación, alguien empezó a removerse en la cama, para segundos después levantarse y sobar levemente sus ojitos. Seungmin buscó rápidamente con la mirada a algunos de sus papis, y cuando los encontró a ambos juntos, decidió estirarle los brazos a su papá Hyunjin.

la muerte de lee minho [lee minho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora