5. darkest little paradise

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🔮🪄 capítulo cinco
el paraiso más oscuro

La siguiente escena que se había preparado para el programa favorito de Westview era bastante simple: Violet debía ir a su casa a cambiarse de atuendo, empacar sus copas musicales e irse, pero en ese episodio el guión había sido escrito solo para ser cambiado una y otra vez.

El simple acto de su gatito jugando con la perilla del televisor provocó una modificación en los eventos, cuando el aparato se encendió y la rubia se acercó a hablar con el felino.

— Oliver, —lo nombró con una risa juguetona, haciendo que el gato se sobresaltara un poco hasta que vió que se trataba de ella.— no debes jugar con eso, tontito.

Lo tomó entre sus brazos para acariciar su cabeza, el gato se rindió ante sus mimos al instante, y solo unos segundos después, fue por pura suerte que Violet no lo dejó caer tras la sorpresa que le provocó lo que observó.

De nuevo esa mujer en la televisión.

Era un comercial inofensivo. Un reloj. Pero la mujer parada tras el hombre del reloj era la pelirroja que había visto en el anuncio de Stark. La misma de la reunión en el club de natación.

La misma que la seguía como una sombra.

Apagó el televisor de forma brusca, rellenó el tazón de leche de Oliver, se cambió de ropa mientras cantaba la melodía de sus copas para distraerse, hasta que se dirigió a casa de Agnes.

— ¡Agnes! —exclamó mientras tocaba a la puerta.

No podía dejar de voltear a sus espaldas mientras estaba allí parada. Algo se estaba despertando dentro de su mente controlada, el paraiso comenzaba a ser gobernado por la oscuridad de nuevo.

— ¡Agnes! —la llamó de nuevo, pero segundos después recordó que la pelinegra le había dicho que iría a apartar sus asientos en la plaza.

Se giró para irse, esperando no llegar tarde para poder hablar con ella antes de que empezara el show. Comenzaba a perder la cabeza porque la mujer de ojos grandes no salía de su mente.

— Violet, —exclamó Agnes apareciendo en su puerta.— pensé que ya estarías en la plaza.

— Yo pensaba lo mismo.

— Estaba buscando la comida del Señor Scratchy. —mintió sin problema.— Andando, muñeca.

La pelinegra la tomó por el brazo, gesto que Violet aprovechó para usarlo en su contra. Eso si fue una sorpresa.

— Espera, quería mostrarte algo que me pasó, solo tomará un momento. —explicó, abriéndose paso hacia el interior de la casa mientras traía a la bruja oscura consigo.

— Directo a la acción, me gusta. —atinó a decir en respuesta intentando distraerla, con una sonrisa juguetona.

Violet no le prestó la más mínima atención, se dirigió al televisor y en cuanto lo encendió, para su suerte, estaba el mismo comercial.

— Mira. —señaló el aparato, justo donde estaba parada la pelirroja.— Vi a esta misma mujer en la reunión de Dottie, de pronto estaba ahí y luego desapareció.

— Ay querida, —se acercó a ponerle una mano en el hombro.— lamento ser la que reviente tu burbuja, pero es imposible que la hayas visto en Westview. Ella es una estrella de televisión.

Y Agatha siemprr habia sido una estrella en el arte de las mentiras.

— ¿En serio? —replicó la rubia, desanimada, de verdad se estaba volviendo loca.

DOLLHOUSE ◇ a. harknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora