4. friends don't try to trick you

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🔮🪄 capítulo cuatro
los amigos no intentan engañarte

WESTVIEW, NJ — 1960

En cada historia habían dos lados, la versión más conveniente para cada involucrado, y en este caso, también la retorcida versión de Agatha.

Si se veía a través de sus ojos chispeantes por cada vez que observaba a Stella, podría entenderse sus drásticas soluciones que, en el fondo, buscaban salvarla de la soledad en la que había pasado siglos, durante los cuales nunca dejó de pensar en la pelirroja.

Pero, la mente nublada de Violet, era un recordatorio de que cada acción psicópata de la bruja, seguía siendo retorcida y egoísta.

¿Y Stella? Era el elemento que conectaba todo. Tal vez Wanda había creado la situación que las había colocado en el mismo lugar, pero Fairfax y su conexión  con Violet era la que había marcado su perdición, el motivo del caos que se avecinaba.

Pero, era imposible notarlo. No cuando la pelirroja no era más que una sombra, y la rubia, incluso estando a plena vista, no tenía forma de demostrar algo. El humo y los espejos eran inútiles si ella seguía cegada a lo que ocurría.

— ¡Hola, muñeca! —saludó Agnes en su puerta, acompañada por Wanda.

— Oh, hola, ya están listas, —puntualizó Violet al observarlas.— solo esperen un segundo.

La rubia volvió a entrar para ponerse lapiz labial, mientras la bruja oscura aprovechaba para ver dentro de la casa y comprobar que, tal como la suya, la decoración interna había cambiado de la noche a la mañana, literalmente.

— Ahora sí, —anunció al salir nuevamente, con sus guantes de saten puestos y su bolso en mano.— ¿nos vamos?

— Vi, que elegante, —halagó Wanda observando con detenimiento su apariencia, mientras Agnes las guiaba a su destino.— ¿vas al mismo lugar que nosotras?

— Si vamos a reunirnos con Dottie y es como Agnes la describe, creo que vestirnos para impresionar es una buena opción. —mencionó, arreglando algunos mechones de su cabello que habían perdido los rizos, sin prestarle atención a lo que decía.— No queremos que nos rechace en la primera reunión.

Y con esa frase, los mensajes subliminales de Agatha se apoderaban de las palabras de Violet, buscando provocar a la pelirroja, lo cual logró.

— ¿Listas para ver a la reina suburbana y sus felices amas de casa? —mencionó la bruja oscura en tono cantarín, reforzando su intención de plantar el nerviosismo en el ambiente, pero jamás de forma explícita. Era como su talento.

— Oh, Agnes, ¿qué tan mala puede ser Dottie? —replicó la pelirroja, aunque comenzaba a dudar.

— Notarás que sus rosas crecen bajo amenaza de muerte.

Su mención a las rosas terminaría siendo graciosa. En aquel juego, Agatha era la hiedra venenosa, Stella una margarita, y Violet era la rosa. Hermosa y suave, pero su pasado había hecho que sus espinas surgieran para protegerla. Lástima que la hierba sabía camuflarse para convivir en el mismo lugar sin que nadie la cortara.

La rubia había comenzado a crecer bajo amenaza de muerte desde el instante en que la bruja puso sus ojos en ella. Pero sin saberlo, terminó riendo por aquella inocente broma.

— Wanda, si no te importa, voy a darte un consejo. —intervino la pelinegra poco antes de llegar a casa de Dottie, girandose para detener a la sokoviana de seguir caminando.

— ¿Es sobre cómo me vestí?

— ¡Si! —concordó la bruja oscura, viéndola de arriba a abajo.— pero ya es tarde para eso.

DOLLHOUSE ◇ a. harknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora