VII

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La luz de la ciudad contamina la mitad de mi visión,
no me permite acariciar las estrellas como se lo merecen,
mi damisela está celosa,
Soledad amor mío estuviste allí pero no me correspondías totalmente hasta el día de mi fallecimiento,
viniste a mi arrodillada yo no esperaba de ti, me complaciste con un beso, y ya me he acostumbrado a ti. Vivimos ciertas aventuras ¿Lo recuerdas Soledad?
Brincamos de planeta en planeta hasta abrazarnos cayendo al vacío juntos,
tus besos sabían a polvo de rosas venucianas,
mientras que te incomodaba mis sabores calcinados por haber saludado al de las tinieblas en su casa de verano en el sol,
pero me dabas ese frío que día a día me confortaba para poder navegar los puentes universales en busca de prosperidad interestelar.

Bitácora de un Oscuro pensar. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora