XLVI

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Cuando era un infante,
en algún lugar el cual no puedo recordar,
logré observar
a la vida, con la muerte, coquetear.
Parecían un poco tristes
Tal vez por su gran desigualdad
Juntos nunca estaran
En sus miradas pude notar
un pequeño destello de luz,
Aquel destello emitía una voz
que parecía conversarme sobre mí propio destino.
Palabras que hasta ahora no logro entender por completo
por su hablar singular.
Me disponía al encuentro,
abrazando así a mi felicidad en la muerte,
la vida me alagaba por el largo camino que recorreria junto a ella
lleno de obstáculos
pero siendo inevitable el exitoso resultado.

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