Nos saltamos las demas clases. Estabamos en ese banco abrazados, y yo no podía dejar de llorar. Luke se preocupó bastante, bueno, mucho, por mí y no pude dejarle así. Le conté todo lo que me pasó y me miró las muñecas. Fué subiendo mis mangas hasat el codo y miraba mis cortes. Seguido, me miró, y pude ver como comenzaba a llover en el cielo de esos ojos celestes.
Verle así me preocupó, por lo que empecé a llorar también. Me miró y rió un poco.
-No, perdona, soy tonto, no llores por mi culpa, ¿ves? Ya no lloro.-Dijo secando sus lágrimas, buscando una razón por la que sonreír.
-Es que... Da igual, está bien. No mas lágrimas.-Dije y el sonrió, me abrazó y nos levantamos. Ya habiamos perdido todas las clases, así que nos fuimos.
-¿Vamos al Starbucks? Yo invito.-Dijo mientras caminabamos, moviendo nuestras manos entrelazadas a los lados.
-Claro.- Dije y sonreí.
Nos sentamos en una mesa y pedimos dos cafés. Estuvimos hablando mucho y descubrimos cosas que no sabíamos el uno del otro. Me contó que tocaba la guitarra y que le gustaba componer, pero nunca había enseñado eso a nadie. Tenía demasiado pánico escénico, al igual que yo. También me contó que su padre había muerto tres meses atrás y el no lo había superado. Me dió lastima asi que decidi cambiar de tema.
Estuvimos alli por horas, hasta que mi hermano me mando un mensaje y tuve que ir a casa. Me acompañó hasta la puerta y se fué.
-Bueno, debo irme, me lo pasé muy bien.-Me dijo ya en la puerta
-Yo me lo pasé genial Lukey, gracias.-Dije y le besé la mejilla, la cual se tornó roja con el contaco de mis labios. Sonreí al verle sonrojado y se fué.
