Parte 1

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Hola gente. Volvemos con otro fic cuyo original es francés y de la prolífica escritora Sedgie. Se titula Et après? que en español será ¿Y después?


bipbip bipbip bipbip

‒ Hm...

bipbip bipbip bipbip

‒ No puede ser...

Aunque estaba habituada a levantarse con la aurora, deformación profesional, había mañanas en las que costaba más que otras. Esta era una de ellas. Le costó horrores abrir los ojos cuando el sonido estridente del despertador se hizo oír.

Había que reconocer que en esos últimos días el ritmo estaba siendo intenso: en quince días, la celebración de lo que la gente había llamado la Reunificación, tendría lugar en las calles de Storybrooke. En efecto, desde hacía ya tres años, los mundos estaban unificados bajo el mando de Regina, quien, por el mismo pueblo, había sido nombrada reina de los mundos reunidos. Y todos los años, el Consejo se reunía para saber si Regina debía o no mantenerse a la cabeza de esos mundos y, cada año, por unanimidad, volvía a ser reelegida.

Y en esa doble faceta, embajadora, pero también alcaldesa de Storybrooke, ya no tenía tiempo para ella. Snow se había planteado ayudarla, al menos en el rol de alcaldesa, pero un nuevo embarazo frenó sus impulsos y Regina no pudo sino contar con ella misma.

Bueno, en realidad eso era mentira, no estaba sola. Podía contar con el apoyo indefectible de Emma. ¿Quién habría creído diez años antes que se convertirían en amigas y cómplices? Los tiempos habían cambiado mucho y aunque, desde hacía tres años, la situación se había calmado para todos, la vida de algunos había cambiado radicalmente.

Por un lado Snow y David habían acogido a un nuevo integrante bajo su techo, Regina se había hundido en el trabajo, concediendo poco tiempo a su vida de mujer. En cuanto a Emma...

‒ ¡Hey, hola!‒ exclamó la bella rubia abriendo de un golpe la puerta del despacho de Regina, haciendo sobresaltar a esta última

‒ ¿Cuándo aprenderás a llamar?

Se dejó caer en el sillón frente a la morena, tendiendole un café humeante

‒ Negro sin azúcar

Regina lo tomó agradeciendo con un ligero movimiento de cabeza. Notó la desenvoltura con la que no respondió a su pregunta, como si ese despacho fuera suyo. Se quedaron algunos segundos una frente a la otra, silenciosas, bebiendo sus bebidas calientes. Pero cuando Regina se tomó la molestia de observar mejor el rostro de su amiga, notó esas arrugas características en su frente, entre sus ojos, señal de alguna preocupación.

‒ ¿Algún problema?

‒ ¿Hm?

‒ Pareces...Preocupada

‒ Ya. Es...No es nada

‒ Si no fuera nada, como dices, no tendrías esa cara. ¿Sigues pensando en...Él?

Emma frunció el ceño aún más y suspiró

‒ Evidentemente que pienso...Pienso cada vez que estoy sola en mi cama, que hago la ronda por las calles, que veo a Hope...‒ se tragó un sollozo, no de tristeza sino de rabia ‒ Me gustaría no pensar en él, si supieras

Regina nunca se había sentido cómoda ayudando a la gente, consolándola o siendo aquella que aconseja. La verdad, había sido a menudo la que había traído los males y no la que ayuda a sobrepasarlos. A pesar de todo, desde hacía ahora tres años, se encontraba en una posición en la que la gente contaba con ella, la escuchaban, le pedían consejos. Había tenido que luchar contra ella misma e incluso cambiar su comportamiento para convertirse en, como le gustaba llamarla Emma, alguien más sociable.

¿Y después?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora