Capítulo 6

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En una semana tendría lugar el baile de invierno, que abriría las celebraciones de Navidad para aquellos que lo quisieran. Normalmente, el baile de invierno tenía lugar en Arendelle y los invitados de todos los reinos estaban invitados a unirse.

Una vez más, Elsa, en colaboración con Regina, había previsto todo para ese año. Y aunque al principio, las cosas estuvieron tensas, desde hacía unos días, todo se había suavizado, desde que Regina había tomado esa resolución, idiota según Mal, de volverse hermética a cualquier sentimiento exterior. Así que, había dejado de lado su pena y su frustración para concentrarse en ese final de año.

‒ Había pensado convertir el lago en una inmensa pista de patinaje‒ dijo Elsa, que había llegado de forma rápida al despacho de Regina para finalizar con los preparativos

‒ ¿No es demasiado peligroso? Algunos, como yo, no dominan realmente el arte del deslizamiento‒ replicó Regina

‒ Ah, sí, me acuerdo‒ rio Elsa

Ahí estaba una de las raras ocasiones en que hacían referencia a la época en que estaban juntas. Evidentemente ninguna llevó más allá el comentario y prefirieron seguir trabajando.

‒ Puedo lanzar un hechizo de seguridad para que la gente que se caiga, no se hagan daño.

‒ ¿Puedes hacer eso?

‒ Todo es posible con magia‒ sonrió Regina

‒ Es verdad‒ asintió Elsa ‒ En cuanto al árbol...

‒ Oh, yo me ocupo, o al menos, Marco. Se ha empeñado en ocuparse del árbol

‒ Muy bien. Imagino que la decoración...

‒ Había pensado que, este año, cada invitado podría traer su propia decoración. De esa manera, el árbol representaría la unificación de nuestros mundos.

‒ Es una excelente idea, y sería un buen anticipo de la velada.

Y en el momento en que intercambiaban una sonrisa cortés, llamaron a la puerta del despacho.

‒ Adelante

Emma apareció toda sonriente, aunque la perdió cuando se dio cuenta de que Regina no estaba sola.

‒ Oh, euh, lo siento, ¿interrumpo?

‒ En absoluto, hablábamos del baile de invierno

‒ Oh, ok, puedo pasar más tarde si queréis

‒ No, quédate si quieres‒ sonrió Regina

Esa pequeña sonrisa no pasó desapercibida a Elsa que arqueó una ceja, divertida. Emma se acercó entonces

‒ Bien...Entonces, ¿cómo se viene la cosa?

‒ Con muchas cosas bellas. Elsa tiene buenas ideas‒ sonrió Regina

‒ Ah...Súper‒ simuló Emma ‒ ¿Hay cosas para los niños?

‒ ¿Por qué Emma? ¿También tú quieres divertirte?‒ bromeó la bella rubia

‒ Ah, ah, muy divertido‒ se colocó cerca de Elsa ‒ Pregunto por Hope

‒ Habrá un stand de caramelos y un inmenso castillo hinchable‒ respondió Elsa

‒ Oh, wow, tiramos la casa por la ventana este año‒ sonrió Emma ‒ Los chavales van a saltar de alegría

‒ También se realizará una apertura de regalos para todos los niños

‒ Hope será feliz‒ respondió Emma

Ella sabía que debería marcharse, que su lugar no estaba ahí, pero sintió un irreprensible deseo de quedarse, como un guijarro en un zapato. La idea de dejar a Elsa y Regina solas, le ponía la carne de gallina.

¿Y después?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora