Capítulo 10.

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25 de Enero.

Miércoles.

14:36 p.m.

Los Ángeles.

Departamento de los hermanos Smith.

Hades Smith.

-Oh Daddy.-dijo mi reina mientras aceleraba mis embestidas.

La estaba follando mientras la besaba. Joder. Se sentía increíble. Su interior era cálido y húmedo, se sentía estrecho. Y sus labios, sus labios eran el puto paraíso combinado con el maldito infierno.

-Oh mi reina, te sientes tan bien.-dije gruñendo en su oído, ya que tenia mi cabeza enterrada en su cuello dejando marcas para que las personas sepan que es mía y de mis hermanos.

Mi reina no dejaba de gemir, y sus gemidos eran los que me llevarían directo al infierno. Carajo. Eran tan finos y delicados. Veía como sus pequeños pechos rebotaban con cada embestida y como su coño se apretaba alrededor de mi pene, Joder, era increíble.

Seguí embistiéndola hasta que vi como se iba desvaneciendo.

¿Qué carajos estaba pasando?

Me asusté por mi Lilith, hasta que reaccione.

Me levante de golpe sentándome en la cama, me encontraba sudado y con una gran erección.

Maldita sea.

Era otro maldito sueño.

Ya perdí la cuenta de cuantos sueños e tenido con mi reina. Siempre despierto con una maldita erección, de la cual no me puedo hacer cargo, ya que no quiero masturbarme con la imagen de mi Lilith. No sin que mi reina me de el permiso. Se que mis hermanos están en las misma circunstancias, y eso nos hace estar de mal humor por unas horas.

Lilith, nuestra reina, hoy se encontraba en nuestro departamento por el huracán, por suerte Perséfone logro convencerla de que viniera con nosotros y que no se quedara sola en el bosque, ¿Qué hubiera pasado si le pasaba algo a nuestra reina?, no nos lo perdonaríamos. Ahora que estaba cerca de nosotros íbamos a aprovechar todo el tiempo que teníamos para estar cerca de ella.

Vi que era la tarde y me había quedado dormido después del almuerzo. Eros y yo habíamos ido a despertar a Perséfone y a Lilith las cuales se encontraban durmiendo en la cama abrasadas, cuando las despertamos las llevamos al comedor a almorzar, Hefesto hiso una pasta casera y Zeus hizo una salsa casera que estaba deliciosa. Nuestra Lilith comió muy animadamente la comida que prepararon mis hermanos, les felicito y agradeció, no habíamos tocado devuelta el tema de los guardias así que simplemente nos dedicamos a hablar después de la comida. Lilith, Perséfone y Verónica decidieron ir a dormir juntas un rato más, ya que no había nada para hacer con la tormenta, mis demás hermanos y yo hicimos lo mismo que ellas así que cada uno se fue a su habitación.

Como tenia una erección más grande que la Torre Eiffel, me fui a bañar, cuando termine salí para ir a mi armario y agarrar ropa. Estaba listo para ir a comprar la comida necesaria para no tener que salir después cuando el huracán empeore, me dirigí a la sala para agarrar las llaves de mi auto y mi billetera, cuando estaba a punto de subirme al elevador escuche una voz. Era mi reina.

-¿A donde vas, Hades?. La tormenta esta muy fuerte.-dijo mientras yo me daba vuelta y la encontraba justo frente a mi cruzada de brazos tapándose con una bata, podía sentir su rico aroma embriagarme. Me quede mirándola como un loco enamorado hasta que escuche una voz en mi cabeza.

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