Capítulo 15.

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13 de Febrero.

Lunes.

10:05 a.m.

Los Ángeles.

Academia Calasanz.

Lilith Brown.

Después de la cena con los hermanos Smith no había podido dormir sin dejar de pensar en ellos. Hoy me encontraba en la cafetería de la academia, mientras pedía mi comida sentí como alguien me pegaba una nalgada.

¡¿Quién carajos se atrevió a tocarme?!

Volteo a ver atrás mío y me encuentro con un chico que es de penúltimo año, se llama Daniel García. Es un idiota en resumen.

El idiota tenía una sonrisa en todo su esplendor, la cual no durara mucho cuando mi navaja se clave en su cuello.

Carajo.

Estábamos en comedor. 

No podía hacerlo. 

Demonios.

Iba a empezar a gritarle de todo al idiota, lo único que se me ocurrió hasta que pueda matarlo, pero unas presencias atrás mío me hicieron parar.

Sabía perfectamente quienes eran.

Los hermanos Smith.

Mierda.

Y más mierda.

-¡¿Te atreviste a tocarla?!.-grito Eros con enojo haciendo que sus venas se marcaran. Ese grito provoco que todo el comedor quedara en silencio.

-¿Que te pasa, amigo?. Solo es otra puta.-dijo riendo, el idiota.

¿Me llamo puta?.

Va a morir.

-¡¿Insultaste a Mi Princesa?!.-grito Hefesto.

-¿Amigo, que te pasa?. Ella es una perra, y merecen que la traten como tal. ¿Viste como viene vestida?. Merece que la follen bien duro.-dijo riendo mientras me miraba y señalaba.

Va a terminar muerto.

El idiota no pudo seguir riendo ya que recibió un puñetazo en su cara haciendo que se tambaleara y cayera de culo al suelo, voltee a ver quien lo había golpeado y quede sorprendida.

Fue Mi Perséfone.

Espero no se haya lastimado mucho.

Pude ver como los demás hermanos Smith se lanzaban a golpearlo. Iba a decirles que pararan cuando una voz me detuvo.

Era el director.

Carajo.

-¡Todos a mi oficina!. ¡Ya!.-grito haciendo que pararan.

Empezamos a caminar hasta su oficina en silencio.

-Primero van a pasar los chicos y luego las chicas. Chicas siéntense a esperar, por favor.-dijo el director haciendo pasar a los chicos a su oficina.

Estábamos en silencio hasta que decidí hablar:

-¿Están bien, chicas?.-dije mirándolas.

Mi Aurora y Mi Verónica, al igual que Mi Perséfone, lo habían golpeado.

Ellas solo asintieron mientras pensaban en algo.

-No va a quedar impune, mi reina. Va a recibir su merecido. Te lo prometemos.-dijo Verónica haciendo que sus hermanas asintieran con la cabeza hacia mi dirección.

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