Capítulo 2

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La chica de pelo rizo miraba muchas veces a mi dirección, así que miré quien estaba a donde estaba mirando, y resulta ser que era que estaba mirando a una chica rubia. La chica del pelo rizo me pasó un papel, y yo se lo paseé a la rubia. Luego la rubia me pasó un papel para que se la pasara a la de pelo rizo. Luego la de pelo rizo me volvió a pasar el papel.
Yo: ¿Enserio?, ¿por qué mejor no os mandais mensajitos por el móvil?
Profesora: La que está atrás de Nate, levántese.
El chico miró hacia mi, lo que supuse que sería Nate, así que me levanté.
Profesora: ¿Qué le ocurre?
Yo: Nada.
Profesora: No, venga, cuéntele a toda la clase de lo que hablabas.
Yo: Ya dije que no es nada.
Profesora: Algo sería si te crees tan importante como para interrumpir mi clase.
Yo: Tu clase la estás interrumpiendo tu sola montando este espectáculo.
Profesora: ¿Cree que necesito montar un espectáculo?
Yo: Y yo que se lo que tu necesitas.
Profesora: Maleducada y contestona, ¿habrá alguien normal en este instituto?
Yo: Le contesto porque me has preguntado.
Profesora: ¿Respondes a todo lo que te preguntan?
Yo: A lo que me apetece si.
Profesora: ¿Le apetece ir fuera de clase?
Yo: Si, la verdad que me apetece bastante.
Profesora: Bien, pues siéntese y no vuelva a interrumpir mi clase.
La profesora se giró para seguir escribiendo en el encerado, pero yo agarré mis cosas rápidamente y abandoné la clase, sabía que en cualquier momento perdería el control y comenzaría un ataque de ira.
Me apoyé en una taquilla intentando controlar mi respiración, justo sonó la campana y la gente de las clases comenzó a salir para ir al pasillo.
No lograba controlar mi temperamento, en cualquier momento podría saltar, y la gente empujándome estaba consiguiendo que tuviera ganas de saltar, pero no lo hice hasta que un chico se tropezó conmigo y le dije de todo antes de que me sacara corriendo del instituto.
X: Acompáñame.
Yo: No pienso ir contigo a ningún sitio, y suéltame, me estás agobiando.
El chico no me hizo caso y me subió a su coche.
Nate: Sé como te sientes, a mi también me pasa.
Yo: Estoy perfectamente.
Nate: El cuerpo te tiembla y tu pecho se mueve desesperado por intentar atrapar el aire suficiente.
Yo: ¿Y?
Nate: Y te está dando un ataque y solo estoy buscando una manera de ayudarte.
Yo: Te lo agradezco de verdad, pero puedo arreglármela yo sola.
Nate: ¿Quieres maría? es lo que hago para relajarme.
Lió el porro y empecé a fumar.
Nate: Veo que no es la primera vez.
Bajé la ventanilla y disfruté, del aire, del porro, de la música y de la compañía.
Nate bajó un momento en la tienda de Fezco.
Nate: Quédate aquí.
Pero obviamente no le hice caso y bajé a saludar al chico que me había ayudado en la mañana.
Nate: Dame 20 pavos de maría.
Nate aún no me había visto.
Fezco: ¿Qué haces aquí Gianna?
Yo: Le estoy acompañando.
Nate: ¿Os conoceis?
Fezco: ¿Estás fumada?
Yo: Si y si.
Nate: Vamonos.
Dijo Nate cuando le pagó a Fez.
Yo: Chao Fez.
Subimos al coche.
Nate: ¿Hace cuanto estás en la ciudad?
Yo: Llegué hoy.
Nate: Joder, y ya estás detras de Fezco.
Yo: No, y si así lo fuera no es asunto tuyo.
Nate: Claro que lo es, no me junto con guarras.
Yo: ¿Guarra yo? cállate la boca, no me conoces.
Nate: Claro que lo eres, no me vengas con el cuento de que eres la más santa de todas.
Yo: No te vendí nada, y cree lo que quieras, me suda la polla Nate.
Nate: Claro, me dirás que eres la mítica niña que aún no dió ni su primer beso, ¿no?
Yo: En realidad no lo di.
Nate: ¿Eres virgen?
Yo: Si, ¿tienes algún problema con eso?
Nate: No, para nada.
Yo: La que no se junta con gilipollas soy yo, así que adiós.
Intenté bajarme del coche pero estaba el seguro puesto.
Nate: Venga Gianna, no me hagas caso, lo dije sin pensar.
Yo: Si eres así de normal no me quiero imaginar en medio de un ataque.
Nate: Nunca me daría ninguno contigo.
Yo: Ya claro, eso no se controla.
Nate: Empecemos de cero. Soy Nate.
Me ofreció la mano y tardé unos segundos en responder.
Yo: Yo Gianna.
Le devolví el gesto.

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