euphoria 2: capitulo 6

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Summer se acomodó en la cama de Rue. No se sentía muy bien del todo. Ni siquiera quería ver a su madre, y ni siquiera sabía cómo estaba porque habían pasado varios días desde la gran discusión con Fezco, que ni siquiera tenía fuerzas de regresar a su casa. Había entrado en un pozo depresivo, mucho por así decirlo. 

—Rue, ¿Qué carajos es eso? 

Rue dejó en el suelo la gran maleta que había traído de algún lugar desconocido para la morocha. Se levantó de la cama con cuidado, porque sus huesos se habían acostumbrado al estar quietos de tanto estar en la cama sin moverse, que cada movimiento era como una electricidad en su cuerpo. Vio como Rue tenía la maleta abierta, mirado y buscando con cuidado, pero a la vez con emoción. 

—Rue, ¿Que carajos estás haciendo? ¿Qué es todo esto? 

Vio como su amiga miraba la gran cantidad de droga que había en la maleta. Tomó un bote, seguido de otro. Era irreal. Y no sabía cómo Rue había conseguido toda esta droga. Miró a su amiga. 

—Estas... —Rue extendió un bote hacia ella —Son una puta mierda. 

—Rue, no entiendo que está sucediendo. ¿De dónde sacaste todo ésto? Esto es mucho más de lo que Fezco vende. ¿De dónde sacaste el puto dinero para esto, Rue? 

Una aguja cruzó por su corazón al mencionar su nombre. 

—Cállate. Sólo, cállate. 

Summer tomó un pequeño bote con líquido, y unas agujas. Tragó en seco, porque sus manos habían comenzado a temblar. Y fue allí, cuando pensó que dormir en la casa de Rue no había sido para nada una gran ayuda. Y que Rue, necesitaba ayuda urgentemente. 

Pero no bastaron dos segundos en tomar la aguja y tomar todo el líquido. Inyectándolo en sus venas, mientras que Rue la miraba. 

Ni siquiera sabía lo que se había inyectado. Y lloró, vulnerable. No quería esto. Tomó de sus piernas, abrazándose a si misma. Cómo si fuera una niña en penitencia contra la pared. Estaba asustada. Sus manos comenzaron a dejar de sentirse en su cuerpo, y su vista se hacía aún más pesada que llorar. 

 —No respiro. —susurró al no poder respirar, cómo si su amiga fuera tuviera la capacidad de levantarse y ayudarla por completo, cuándo la vio acostada en el suelo. 

Sintió cómo si bichos caminaran por dentro de su cuerpo. Asustándola. Comenzó a rascar todo su cuerpo, a tal punto de dejar marcas. Pero tenía que sacar los bichos dentro de su cuerpo. Con desesperación, se tiró al suelo y comenzó a batallar con su cuerpo y su mente. Lloró cómo nunca, rogando, pidiendo compresión. 

Dos días después, decidió caminar hacia su casa. Sin transporte alguno, porque su bicicleta había sido robada. Caminó una hora hasta su casa. Ahogada en sus propios pensamientos, que con el paso del tiempo iban siendo peores. Con torpeza, nada comparado a como era a principio de año. 

—Estoy aquí, mamá —tiró las llaves a la mesa mientras tocía y dejaba su abrigo en una de las sillas del comedor —Mamá, estoy aquí. Llegué. Lo lamento.

Subió corriendo las escaleras, pero con normalidad. Yendo hacia su cuarto, para buscar un poco de su ropa y tomar una ducha. Que no duró ni más de quince minutos. Lloró, eh intentó ahogarse a si misma entre todos sus pensamientos. 

—Mamá, ¿Estás durmiendo? —no obtuvo respuesta —¿Puedo entrar? —comenzó a sollozar mientras tomaba el picaporte, para principalmente buscar las pastillas de su madre —Te fallé. Lo lamento. No me estoy sintiendo muy bien, honestamente. Mamá, abre la puerta —no obtuvo respuesta. 

El corazón de Summer comenzó a palpitar con más fuerza. Giró la perilla, sin respuesta. Estaba cerrada con llave. Golpeó la puerta con todas sus fuerzas. 

—¡Mamá! ¡¿Qué carajos está pasando?! ¡Abre la maldita puerta! —golpeó y tironeó de la perilla —¡MAMÁ! —gritó con todas sus fuerzas mientras pateaba la puerta, sin ningún daño —¡Abre la puta puerta! ¡Mamá! 

Bajó corriendo las escaleras, y comenzó a buscar en las herramientas algo de peso para poder romper la puerta. Tomó unas de sus pesas para hacer ejercicio que estaban completamente abandonadas. Subió como pudo con el peso, tratando de apurarse lo más ante que pueda. 

—¡Mamá, abre la puta puerta! —comenzó a golpear la puerta con las pesas, rompiendo un poco las maderas apenas —¡Si, si! Lo tengo —dijo al ver que la madera de a poco se iba rompiendo con los golpes. 

Pero no podía esperar a más, comenzó a romper lo que quedaba de la puerta con sus propias manos. Tironeando de la madera fina rota, pero no le importaba. Estaba poniendo su vida entera en aquél momento, que ni siquiera notó y le importó la cantidad de sangre que corría por sus manos. 

Comenzó a llorar cuándo por fin había podido entrar a la habitación, para así, ver a su madre completamente acostada con los ojos abiertos mirando hacia el techo. Sollozó mientras se acercaba con temor hacia su madre, y se abrazó a si misma manchando sus brazos con las gotas de sangre caliente. 

—¿Mamá? —acarició su cabello. Su madre ni siquiera había cometido algún movimiento, alguna actividad o circulación. 

Summer miró cómo el cuerpo sin vida de su madre estaba en la cama. Murió sola. Y se sintió la peor hija del mundo. No fueron las pastillas. Depresión. Y un ataque al corazón. 

Colocó sus manos sangrientas a los costados de la cabeza de su madre, tomando su cuerpo con cuidado. Llevó su oído hacia su corazón. Y la abrazó. 

—Lo lamento. —susurró mientras la observaba sin vida —Lo lamento. En serio. Lo lamento. Perdóname. Es mi culpa. Lo lamento, por favor. —estiró su cuerpo hacia el bote de pastillas, tomando algunas mientras sostenía el cuerpo de su madre con un brazo. 

—Ven, es hora de ir a dormir, pequeña. 

Caminó hacia su padre, que la esperaba con los brazos abiertos y una pequeña sonrisa tal cómo si fuera un padre orgulloso. Su corazón comenzó a latir con más fuerza. Temblaba del miedo, caminó con cobardía. Por que se sentía tan real, que le aterraba los caminos que elegía. Caminó lentamente hacia él, con sus manos y partes de su brazo cubiertas de sangre. Abrazó a su padre cómo nunca, manchando la camisa de rallas que el tenía puesto. 

—Hice cosas muy malas. Cosas de las que tú nunca te sentirías orgulloso. Deja de mirarme así. —susurró en el abrazo mientras lloraba con miedo. El comenzó a acariciar su cabello. 

—Siempre estaré orgulloso de ti, cielo. 

—No te vayas. Por favor. —susurró mientras abrazaba con más fuerza a su padre.

Y se sentía tan real. Que Summer se dejó caer al suelo, aún con las manos sangrando, y sollozando. Tomó de las piernas de su padre, abrazándolo. Rogando que se quede. Su padre la tomó de los brazos ayudándola a pararse. Caminaban, lentamente hacia la habitación. Su cuerpo dolía por sus arañazos, y la sangre seguía cayendo por sus manos, pero poca cantidad. Besó el cabello de su hija, mientras sonreía con orgullo. Decencia. Amor. 

 —Descansa, cielo. 



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realmente adoro ver sus comentarios sobre cada párrafo, y sus opiniones. los adoro, así que no dejen de hacerlo que me alegran el día<3 espero que les haya gustado el capitulo! 

¿qué creen que pase con Summer? ¿Estará intentando cambiar?  ¿necesita más apoyo? 





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