| Capítulo 23 |

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Nota: Los  | |  significan que son momentos durante el mismo mes, solo que poner la fecha se me hizo irrelevante jsjsjs. 


Enero 2034

La vida es efímera, decían y vaya que tenían mucha razón. 

Un tumor. 

Eso era lo que me causaba dolores de cabeza repentinos y frecuentes. 

Un tumor el cual ya no había vuelta atrás, meses o días eso era lo que me quedaba de vida. 

─Los resultados de todos los análisis y estudios nos dan como resultado un glioblastoma, es uno de los tumores más agresivos...

Dejé de escuchar, era como si la vida me estuviera diciendo "Ahí está la tormenta que no veías venir", una tormenta de la cual no veía cercano un lindo final.

 ─Pero hay algo que se pueda intentar ¿Verdad Doctor?─ Escuchaba la voz desesperada de mi esposo. 

─Lamentablemente al punto en que se encuentra este tumor no, no hay nada que se pueda intentar, solo sería darles falsas esperanzas, no puede ser operable sin que haya muchos riesgos y en cuanto a quimioterapia, sería en vano, solo es hacer que sufra la paciente ya que no habrían mejoras...

─ ¿Cuánto tiempo? ─ Pregunté al fin, con miedo de saber la respuesta. Sentí la mirada de mi apiñonado esposo, pero ni siquiera pude ser capaz de mirarlo, ¿Cómo mirar a la persona que amas cuando sabes que te irás y no volverás? 

─No...no... Cielo, no estás hablando en serio.─  Sentí sus  manos en mi cuerpo para que lo viera y también su voz era temblorosa. 

─Meses o semanas quizás, no hay una fecha con exactitud, solo puedo decirle que los dolores se harán más frecuentes y duraderos, quizás haya hemorragias y en el peor de los casos convulsiones. Lo recomendable sería que se quede en casa descansando y si persisten los síntomas tendrá que internarse.  

Febrero 2034 

Llevaba una semana internada, había sufrido desmayos a causa del insoportable dolor y la mejor decisión fue que me quedara en el hospital, pero cada día era más difícil que el día anterior, cada punzada proveniente de mi cerebro era más persistente, haciendo que a causa del malestar no ingiriera alimentos, eso me llevo a bajar notablemente algunos kilos, mi vista era borrosa durante lapsos del día y en los últimos días había sufrido hemorragias y una convulsión, sencillamente esto ya no era vivir. 

Cada día que pasaba me sentía más débil, cada día que venía Bright se me rompía el corazón, verlo con una sonrisa a pesar de todo me rompía en mil pedazos, porque yo sabía que él estaba pasándola muy mal y aún así se mantenía fuerte para mí y Juliette, quién no veía desde que me internaron porque no quería que me viera en tal estado, pero era imposible que me viera de manera presentable, porque esto cada minuto me mataba por dentro. 

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─ Mamiiii.─ Salió corriendo hacia mi, mi castaña hija en cuanto su papá abrió la puerta de la habitación del hospital. 

─Hola mi universo.─ Dije abriendo mis brazos con mucho esfuerzo para poder abrazarla.─ ¿Cómo estás? ¿Te has portado bien con tu tía Yuls y tus abuelas?─ Recordando que días atrás había llegado mi madre y mi hermano con su pareja. 

─Sí mamá, pero ya quiero que regreses a casa, te extrañamos papá y yo.─ Habló viéndome con sus grandes ojos cafés, se acercó a mí para susurrarme algo.─ ¿Tú sabes por qué llora mi papi en las noches?

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