Poción del "𝓕𝓮𝓵𝓲𝓬𝓮𝓼 𝓹𝓸𝓻 𝓢𝓲𝓮𝓶𝓹𝓻𝓮" | DamiDick

𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 Ｃｕａｔｒｏ

La fiesta de bienvenida para los Kent había comenzado, un baile que ambos reinos habían inaugurado en el palacio de Gótica, donde ambos pueblos podrían juntarse a un bello vals.

Ahí, entre toda la multitud, yacía un joven con uno de sus mejores trajes que se había comprado con ayuda de su amo que, al conocer de la situación, no pudo ocultar su emoción de que su hermano mayor encontrase nuevamente, alguien a quien pudiese entregar su corazón.

Unos pasos se escucharon cerca del azabache y el mismo volteó encontrándose con aquel varonil y elegante hombre, que igualmente había llegado tarde.

——¡Sir Al Ghul, sí vino! ——exclamó incrédulo—— Tardaste años. Estaba por irme sino fuera porque ayudo a mi amo ——dijo en un puchero, el cual fue ligeramente besado, solamente un roce.

——Sin embargo, ya estoy, mi Cenicienta...

El de ojos zafiros, no podía estar más rojo. Le dio un golpe al hombro al contrario y cubrió un poco su rostro, tratando de evitar el contacto visual:
——Qué cruel.

El moreno sólo sonrió y le tomó su mano, besando su dorsal. Preguntando con un tono sereno como deleitante:
——¿Me permite esta primera pieza?

——En realidad la tercera ——los ojos penetrantes del menor le hicieron reír —— Pero, sería un gran placer, su real tempranes ——sonrió sin poder evitar recordar el suceso que hizo que se conocieran.

——Ah... ¿Ahora quién es el cruel? ——cuestiona soltándole una risa mientras daba una vuelta y continuaban bailando.

Sus pasos eran firmes y ligeros, yendo a los compas de la refinada melodía que los músicos producían.

Y se preguntaran "¿Cómo fue que el joven príncipe pudo bailar si en estos momentos debería estar en su trono?" tan sencillo como la pregunta, el joven heredero con ayuda del mago hizo un encantamiento que hizo que el hijo de uno de los sirvientes, luego de un largo soborno, se transformara en él, así encarnando al vivo demonio con mirada penetrante.

——Háblame sobre ti ——soltó de la nada siguiendo sus pasos y sin apartar la mirada del esos brillantes zafiros.

——¿Qué quisieras saber? ——cuestionó de la misma forma, serena y sin apartar la vista.

——Algo que siempre le hayas querido decir a alguien, que te atormente en tus noches ——especifica sorprendiendo drásticamente al mayor.

——Eso no lo esperaba ——ambos se separaron un poco sólo para enrollarse en un abrazo. El Al Ghul posó su mentón sobre el hombro ajeno y continuó los leves pasos, oliendo la fragancia que emanaba su cuello—— ¿Puedo saber, primeramente, por qué lo preguntas?

Éste asintió repartiéndole un tierno beso en su mejilla y volviéndolo a alejarse para retomar su pose inicial, así subiendo por un puente:
——No sé si sea normal, pero siendo San Valentín, los días anteriores parecías decaído, parecido a si quisieras estar encerrado en una torre; cuando te pedí que fueras mi pareja en el baile, aparentabas... temor ——confesó decaído al escuchar sus propias palabras en voz alta.

Richard bajó un tanto la mirada, creyó haber ocultado bien esas tristes emociones, aunque cabe decir, que el menor tenía razón, fue merced del asombro y espanto al escuchar la propuesta de su contrario, no evitó que una ola de malos recuerdos bañase sus memorias y se reprodujeran como disco rayado.

——Jamás le he dicho a nadie esto...——mirando disimuladamente las manos de ambos entrelazadas en el aire dándole más confianza—— Y aguardo poderte confiar esta confesión...

Su mentón fue levemente alzado y un beso dio contra su quijada tiernamente con lentitud y paz, cosa que le llegó al instante al fiel sirviente.
Unas palabras lindas y serenas salieron de los labios del acompañante:
——Puedes confiarme lo que yo te confié desde que te escuché hablar por primera vez ——le interrumpió robándole una mirada de duda — Mi corazón.

Un tono rojizo y luminoso, espaciaron el rostro de Richard que con esas pequeñas palabras hacían que su corazón diese un giro de 360°; su piel cambió como la de un camaleón a un color intenso y carmesí, algo que, en vista del caballero, era un deleite el admirar tanto en un solo ser.

Posteriormente de regular su respiración, finalmente agarró valor y dio su secreto al aire:
——En mi adolescencia me enamoré de un chico. Lo conocí de visita a Central City, era sobrino de Sir Allen, su nombre era Wally. Él y yo nos hicimos buenos amigos, al paso del tiempo él me confesó sus sentimientos que, en ese entonces, yo correspondía. Tiempo a ello, tuvimos una discusión mientras yo me refugiaba con las reconfortarles palabras de Sir Kent, él lo hizo en una cantina. Cuando regresé en busca de darle mis disculpas y arreglar todo descubrí... que yacía con otras mujeres en su cama, luego de eso y de que supiera de que lo hubiera descubierto, lo que ocasionaría que cortara nuestros lazos ——una cantidad alarmante de lágrimas iniciaron a escabullirse por su ojos, mientras se aferraba a su hombro y la empuñadura que mantenía con aquel atento caballero, quien comenzaba a arrepentirse de sus palabras, le otorgo besos y caricias por su cabellera — Una no-noticias dijeron que él...

——Si dice que se casó con una de esas puercas, lo asesino ——masculló en pensamientos al ver las cascadas que sucumbían a los destrozados ojos de su amado.

——Se... había suicidado ——acompletó dejando sin palabras a quien ya paloneaba el asesinato de aquel tipo.

Eso no se lo había visto venir. Quería saber más, pero su endemoniada curiosidad de niño tendría que esperar. Puesto que, al que decía amar y veneraba, temblaba en sus brazos mientras sus ropas finas eran mojadas por las aguas saladas que surcaban de sus ojos rotos y cristalinos.

Sin mucho que pudiera hacer lo abrazó y acarició tratando de tranquilizarlo, reconfortándolo con dulces palabras y estrofas de pequeñas poesías que se había leído hacía tiempo atrás. Al poco tiempo, la respiración del menor se tranquilizó y finalmente se dejó llevar por la calidez que el calor les trasmitía.

El vals continuó y mientras ambos se miraban a los ojos, sus pies los guiaban fuera de aquel lugar. Todavía con sus manos en las caderas del azabache y las del mismo en su cuello se detuvieron cuando se percataron del silencio.
Se observaron fijamente y lentamente acercaron sus rostros ocasionando que su mundo tomase un giro inesperado en ellos.