Donde Sunoo era un bailarín de ballet muy reconocido. El cual perdió su vista en un accidente y acusa de esto tiene que dejar de bailar.
Un día, este conoce a Sunghoon, un idol muy conocido en Corea quién lo salvó de su intento de suicidio.
¿Qué pa...
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Hola, me llamo Kim Sunoo y tengo 19 años, soy... o más bien era, uno de los mejores bailarines que mi academia pudo tener.
Era muy reconocido acá en Corea, un bailarín que todos amaban, incluso tenía muchos premios, fans y a los mejores profesores de Ballet pidiendo que me hiciera un traslado a sus academias. Llevo en esto desde los 3 años. Muchos dirán que desde una edad muy temprana mis padres quieren explotarme, pero no fue así.
Mi amor por el Ballet empezó cuando ví a unas chicas bailando. Sus movimientos era tan delicados y elegantes que hizo que quisiera moverme como ellas. El sentimiento que me transmitieron tan solo con verlas hacer unos giros hizo que mi corazón latiera rápido, así que le dije a mi madre que quería hacer lo mismo.
Hoy me encuentro solo, bailando en plena oscuridad. Extrañaba mucho el ballet, extrañaba bailar.
Quería bailar, anhelaba tanto hacerlo por lo que en la madrugada me escabullí directamente hacia mi antiguo lugar de prácticas, pero si pensaban que había salido de casa, están equivocados, soy un maldito ciego y no puedo salir solo.
Sunoo tenía una sala práctica en su casa, en la cual antes de perder la vista, solía pasar horas bailando y mejorando sus maravillosas expresiones, porque si hay algo que a Sunoo le gusta, es ser perfeccionista.
Pero ahora no podía ver nada, ni siquiera podía sentir la luz chocar contra sus ojos, era como si siempre estuviesen cerrados, y lo odiaba.-Ojalá si estuviesen así- susurró Sunoo con dolor, pues desde su accidente ha tratado de suicidarse incontables veces ya que para el, su vida había perdido completamente el sentido.
Si ya no podía bailar, ni ver, ¿entonces para qué vivir?.
Con son mucha facilidad ató sus zapatillas de Ballet, mientras ponía una música cualquiera de las que tenía en su teléfono.
Las personas podrían decir que Sunoo era aburrido, porque solo tenía músicas con las cuales podía bailar Ballet. Pero era lo único que quería hacer por el resto de su vida. Eso lo hacía feliz y si ya no era feliz, ¿para qué vivir?
Le dirán anticuado, pero cuando en realidad amas algo, no lo dejas ir tan fácilmente, ¿verdad?
Con mucho cuidado se levantó del piso, para seguir a la música la cual estaba sonando. Sus pasos era delicados, elegantes y aunque tenía que pulirse un poco ya que no lo hacía hace mucho, igual se seguía viendo hermoso, porque en la imperfección, hay perfección.
Sunoo bailaba con pasión, con ese gran anhelo de poder bailar frente a miles personas, extrañaba muchísimo hacer lo que amaba.
Sus pies eran ligeros, por lo que no hacía mucho ruido a la hora de bailar. Sunoo se había inspirado tanto que no se percató del momento en el cual cayó al piso si no hasta que sintió el dolor del golpe en su cuerpo.
-¡Demonios!- chilló Sunoo golpeando el piso con su mano.
Escuchó como unos pasos apresurados iban a la sala de prácticas en la cual se encontraba.
