Todos lo hemos hecho, es un sistema de defensa, lo hacemos por inercia, no podemos deshacernos de el. Puede parecer fácil, ojalá lo fuera, necesitamos valentía para poder huir, para poder escapar de lo que nos sofoca con fuerza y nos hunde poco a poco.
Listo, lo logramos, huimos, pero ¿Y ahora?, solo queda el sentimiento de vacío, las ganas inexplicables de volver atrás a la que se volvió nuestra zona de confort, solo quedan los recuerdos, esos que con el pasar del tiempo empiezan a lastimar.
¿Por qué seguimos huyendo? ¿Tal vez por miedo? ¿Querer proteger? ¿Protegernos?, Podemos dejar de hacerlo, afrontar, quedarnos, poner pausa a las cosas que nos incitan continuamente a huir.
Huir es doloroso, no nos deja vivir.
