Habiendo derrotado a Voldemort, Harry está desesperado por salir adelante por su cuenta. Solicita y obtiene el trabajo de Instructor de Defensa en el Instituto Dumstrang. Allí encuentra nuevos retos, hace nuevos amigos y se enamora.
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Al final de las vacaciones de Pascua, Harry había descubierto dos cosas que le interesaba mucho el tema de la magia salvaje y que estaba perdidamente enamorado de Valentín.
Durante las dos semanas que Valentin había pasado enseñando a Harry sobre la magia salvaje, Harry había visto una faceta del profesor de Ofensiva que dudaba que muchos tuvieran había visto a Valentin relajarse; había visto al hombre exhibir un sentido del humor irónico y seco que a menudo hacía que Harry se riera a carcajadas; había visto a Valentin abrirse y compartir sus conocimientos con Harry sobre un tema que obviamente estaba muy cerca del corazón del mago mayor.
Sus tardes habían caído en un patrón regular. A las tres, Valentín llamaba a la puerta de la habitación de Harry y lo hacían pasar. Luego se sentaba en lo que a Harry le gustaba llamar "la silla de Valentin". A veces tomaban una copa de vino, pero la mayoría de las veces simplemente se acomodaban en sus respectivos lugares. Harry metía las piernas debajo de él, apoyaba el codo en el brazo de la silla y apoyaba la barbilla en la mano, y luego prestaba toda su atención al hombre sentado a su derecha, observando cómo el rostro de Valentin se relajaba y se volvía móvil y animado.
Estaba embelesado por ese cambio, y se sintió privilegiado por presenciarlo el cambio del exterior frío y duro que Valentin solía presentar al mundo, a un hombre más suave y gentil. Harry no se hacía ilusiones de que a Valentin empezaran a gustarle los gatitos de repente, pero ahora sentía que había menos posibilidades de que el hombre fuera del tipo que los ahoga sin pensarlo dos veces.
Harry había bebido, se había revolcado en la creciente cercanía entre ellos, pero aún no había descubierto si Valentín estaba siendo simplemente amistoso o si había alguna posibilidad de que lo que tenían fuera el comienzo de una relación. De alguna manera, no se atrevía a insistir, temiendo que una vez que su interés por Valentín saliera a la luz, se estropeara lo que estaba creciendo entre ellos si Valentín no deseaba tener una relación con él. Pero a medida que se acercaba el final de las vacaciones y el regreso de los niños, Harry sabía que tendría que hacer algo.
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La última tarde antes de que los niños volvieran al castillo, Harry se preparó para la visita de Valentín con el mismo cuidado con el que se había preparado para la primera del hombre. Los nervios volvieron a aflorar y se le hizo un nudo en el estómago mientras esperaba que llamaran a la puerta. Valentín notó inmediatamente el cambio en Harry. -¿Está usted bien Señ... Harry?- Examinó detenidamente a su anfitrión. -Pareces distraído de alguna manera, ¿te gustaría posponer nuestra lección de hoy?-.
-No, no, estoy bien-, dijo Harry rápidamente. -Por favor, siéntate-.
Valentín siguió mirando a Harry con curiosidad, mientras tomaba asiento. Claramente había decidido que los nervios de Harry en su primer encuentro eran una inquietud justificada, pero habiendo visto a Harry relajarse en su presencia, el mago mayor estaba obviamente confundido ahora en cuanto a por qué Harry parecía nervioso una vez más.
