Capítulo 12: The Chase

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-Harry-, llegó una voz desde la puerta.
Harry se giró era el director, envuelto en una bata negra de brocado. Su aspecto era tan malo como el de Harry. Tenía sombras oscuras bajo los ojos y parecía no haber dormido.

-Se ha ido-, dijo Harry estúpidamente. -Se ha ido... y nunca lo ha dicho. ¿Por qué, Vlad, por qué?-.

Vlad cruzó la habitación rápidamente y tiró de Harry en sus brazos, abrazando al joven mago miserable con fuerza.

-Ssh, Harry, ssh. Lo sé. Tendremos que volver a encontrarlo-.

Harry se apartó. -Lo sabías-, acusó. -Sabías que se iba a ir. ¿Por qué no me lo dijiste? Podría haberlo detenido-.

Vlad se sentó pesadamente en el extremo de la cama. -Sí, sabía que se iba, pero sólo cuando volvió de tu habitación-. Hizo una pausa. -Me llamó anoche, me pidió que me sentara con Draco, me dijo que había algunos asuntos que tenía que atender-. El director esbozó una sombra de sonrisa. -Volvió de madrugada... dijo que estabas dormido y que tenía que irse. Intenté discutir con él, Harry, de verdad. Pero su decisión estaba tomada. Una vez que lo liberaste de ese contrato... sí, me lo contó-.

El rostro de Harry enrojeció y se unió al director en el extremo de la cama, evitando mirar a Vlad a la cara. No estaba orgulloso de lo que había hecho, y ver la condena de sus actos en los ojos de otro era más de lo que podía soportar.

-Bueno, una vez que lo liberaste del contrato, creyó que no pasaría mucho tiempo antes de que tu integridad de Gryffindor te llevara a denunciarlo a las autoridades. Lucius podía soportar su propio encarcelamiento... pero lo que no podía soportar era la idea de que Draco fuera atendido por quienes, con toda probabilidad, creerían que había recibido su merecido... o, peor aún, encarcelado, donde no habría recibido ningún tipo de atención-.

-Pero yo nunca lo habría denunciado... quería que lo perdonaran... ¿No se lo dijiste?- gritó Harry.

-Por supuesto que lo hice-, lo tranquilizó el director. -Pero ya entonces preveía el problema que teníamos los dos... que si empezabas a pedir el indulto para él, por un lado se darían cuenta de que seguía vivo; por otro, sabrían dónde estaba. No es que no confíe en ti, Harry- añadió Vlad con cuidado. -Es que sabe que tienes una idea muy clara de lo que es correcto, y que las autoridades probablemente podrían persuadirte de que lo mejor para todos era que Lucius volviera a la cárcel para cumplir el resto de su condena-.

Harry negó con la cabeza en silencio; se sentía completamente perdido y vacío. Durante unos minutos, él y el director estuvieron sentados, perdidos en sus propios pensamientos, hasta que Harry se puso en pie de repente. -Debemos apresurarnos... tal vez podamos alcanzarlo. Vamos-.

Tiró del brazo de Vlad, tratando de arrastrar al hombre a sus pies. Vlad se resistió. -Cálmate, Harry. No tiene sentido salir corriendo, a medio gas; Lucius podría estar a miles de kilómetros de aquí... ¿y cómo vas a saber por dónde empezar a buscar? No, tenemos que pensar... y necesitamos ayuda-.

Harry se dejó caer en el extremo de la cama, con la mente dando vueltas. Tuvo que luchar para no precipitarse en la búsqueda del hombre que amaba, pero al mismo tiempo pudo ver el sentido de las palabras de Vlad.

-¿A quién podemos pedir ayuda?-, preguntó finalmente. -¿Seguro que tenemos que mantener esto en secreto?-.

-A ciertas personas, sí... pero esta persona, creo, será la única que podrá encontrar a Lucius antes de que las autoridades o... otros lo atrapen-.

-¿Otros?- Preguntó Harry.

-Hay numerosos partidarios de Voldemort que aún andan sueltos, Harry-, dijo el director con suavidad. -Son de la opinión de que si Lucius hubiera permanecido al lado de su amo, entonces Voldemort podría no haber sido derrotado-.

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