Sus dedos se movían con agilidad sobre la oscura madera que formaba el mástil del violín.
Palabras mudas se escapaban de sus resecos labios mientras una gota de sudor recorría su frente. No se acordaba de cuando empezó a tocar, solo sentía las notas salir del pequeño instrumento para evaporarse en la inmensidad de esa fría noche otoñal.
El silencio lo envolvió cuando cansadamente dejó el violín sobre el viejo escritorio de su habitación suspirando abatido... Había sido un día largo.
El chasquido propio del encendedor explotó, reflejando la llama momentáneamente en los ojos oscuros del violinista, que los cerró un instante mientras dejaba que el humo inundase el aire a su alrededor desplazándose vagamente hasta la ventana abierta.
El intermitente pulso del reloj marcaba el compás de su silencio tenso, remolcado con los pasos falsamente tranquilos que hacia rebotar entre las cuatro paredes blancuzcas que lo encerraban como a un león en el zoo. Había sido un día largo y agotador, rodeado de gente estúpida y sin materia gris en el celebro. Sin ningún caso con el que entretenerse que no fuera el vil "rapto" del perro de su vecina. Estaba aburrido, no desesperado. Giró sobre sus talones para seguir por decimoséptima vez la bateada madera que formaba el suelo hasta llegar a la ventana. Miró sin ver el exterior: las estrellas plateadas luchaban contra una débil luna creciente por el dominio del lienzo nocturno. Un espectáculo que para la mayoría le hubiera parecido hermoso, pero él no era la mayoría.
Con movimientos ágiles que envidiaría hasta un gato se acercó a la ventana para apreciar los gastados adoquines, que formaban la calle, iluminados débilmente por estrechas farolas.
Estaba dispuesto a volver al interior y resignarse en pasar otra noche en vela cuando sus ojos toparon con un inusual bulto tirado en medio de la oscuridad. <<Un perro muerto.>> sentenció un poco decepcionado mientras acercaba el cigarrillo a sus labios, aún así no apartó los ojos de aquel punto esperando...
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Música de Muerte.
RandomUn violín resuena en una calle solitaria. La sangre corre manchando las notas de una canción.