Enamorado de La Muerte.

Capitulo 4 - "Gatos."

Alec se encontraba corriendo lo más rápido que sus delgadas piernas le permitían, estaba llegando tarde y además, perdiendo tiempo para terminar un trabajo con Reid.

Finalmente llegó y entró a su salón jadeando cual perro en verano, todos lo miraron con una expresión de confusión y de susto en los más distraídos. Se sentó en su lugar de siempre y miro a Reid esperando una reprimenda la cual no llegó. Reid estaba algo molesto con él pero prefería continuar con el trabajo a iniciar una charla inútil sobre dejar de llegar tarde, además conocía sus razones para tardar así, ya había pasado por eso, la dificultad para levantarse de la cama al sentirse mal.

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Luego de la clase el pelirrojo le entregó al chico margaritas su parte del trabajo para que la hiciera, se sentaron juntos en el patio a revisar el trabajo.

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Al final de las clases entregaron su trabajo y Alec se fue a buscar sus cosas las cuales torpemente dejó caer mostrando así muchos dibujos de gatos y algún que otro dibujo de Reid haciendo tarea. Recogió todo rápidamente y salió corriendo esperando que nadie lo haya visto, dejando así a Reid, quien hablaba con el profesor sobre el trabajo, solo.

Corrió hasta su pequeña casa y antes de llegar entró en un callejón cercano, apenas se acercó a una gran caja la cual comenzó a temblar como si estuviera viva, dentro se podían oír maullidos muy agudos, eran gatitos pequeños, Mar(Alec) tomó a los gatitos y su madre en la caja y los llevo consigo a su casa, no lo había hecho antes ya que no estaba seguro. De repente su celular comenzó a sonar, era Reid, Alec paniqueo un momento y luego contestó el teléfono.

-Ale, estoy yendo a tu casa.-

-¿Ah?- dijo el chico de cabello largo, estaba sorprendido de que Reid supiera donde está su casa. -¿Cómo sabes donde vivo?-

- Lo leí en tus cuadernos, bobo.- Dijo para luego soltar una risita. -Espero que tengas comida o algo porque estoy muerto de hambre.-

- O-Ok. - Tartamudeó el menor de ellos(Alec).

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-No sabía que tenías gatos, Mar.

-En realidad, no tenía, los tengo desde hoy hace unas dos horas.

-¿Entonces los salvaste? Son muy lindos.-

-Sí... Uhm, ¿No se te va a hacer tarde si te quedas aquí mucho tiempo?

-Bueno, si no te molesta podría quedarme a dormir, seguro mi madre me dejaría quedarme.

-¿Quedarte? Ahm, claro, pero... No tengo más camas, ¿Te molestaría que durmamos juntos?-

-Para nada.- Dijo mientras marcaba a su madre.

Finalmente se divirtieron juntos con juegos de mesa y se durmieron tarde entre risas.